Xenia se quedó atónita por su mirada, y solo quería preguntarle qué le había pasado, pero luego vio a Naomí caminando hacia el pasillo, y se veía muy mal.
¿Qué le ocurrió?
Se sintió un poco extraña. Después de todo, Naomí, que recibió la llamada de Diego, no debería haber tenido esta actitud, y no dijo a ella exactamente lo que sucedió.
¿Podría ser que la llamada no fuera de Diego?
Pensando en esto, Xenia se puso nerviosa, y luego se levantó rápidamente y siguió a Naomí.
La siguió hasta la puerta.
Al llegar a la puerta y Naomí quiso abrirla, pero tan pronto como sostuvo su mano en el pomo de la puerta, la retiró asustadamente, como si la puerta estuviera conectada con la electricidad, y como si hubiera un plaga fuera de la puerta.
Inmediatamente, Naomí dio un paso atrás, y se escondió rápidamente detrás de Xenia, comenzó a llorar.
Qué raro...
Xenia miró con sospecha hacia la puerta, luego palmeó la mano de Naomí para consolarla y susurró, -No te preocupes, yo lo haré.
Luego dio un paso adelante y miró a través de la mirilla para ver quién estaba afuera.
Con una sola mirada, se quedó atónita. A continuación abrió la puerta rápidamente.
Una figura alta y recta estaba frente en la puerta, con un rostro frío que se volvía cada vez más sombrío bajo las luces del pasillo. Cuando vio a Xenia, la mirada de Diego se suavizó por un momento, pero rápidamente su mirada pasó por ella y cayó en la cara pálida de Naomí detrás de ella, sus ojos se volvieron fríos en un instante.
Naomí encogió los hombros. deseando tener un caparazón duro que pudiera esconderse.
Después de todo, en este momento, la mirada de Diego era realmente fría y afilada, como un cuchillo afilado, por lo que ella no se atrevía a enfrentarlo.
Xenia naturalmente vio la mirada de Diego, pero no esperaba que hubiera venido aquí sin decir una palabra. Ella sonrió y se hizo a un lado sin dejar rastro, bloqueando la vista de Diego a Naomí, -Hermano, ¿por qué no me has llamado con anticipación?
La pregunta de Xenia hizo que la frialdad en los ojos de Diego desapareciera poco a poco, pero aún podía ver que estaba de mal humor.
-No tuve tiempo -Dijo con indiferencia, y entró.
Cuando pasó por Xenia, ella olió el olor del polvo en su cuerpo, frunció el ceño y cerró la puerta.
Esta vez Diego vino aquí solo y no llevó a Carmen.copy right hot novel pub