En un automóvil negro no muy lejos, Bernabé, yacida con las manitas regordetas apoyadas en el vidrio de la ventana, miraba a un par de personas que estaban cerca.
-Papá, el tío Rafael fue a buscar a la tía Naomí.
Al oírlo, Simón miró hacia afuera con calma. Ya sabía quién era Rafael, y esa mujer...debería ser amiga de Xenia.
Pero en cuanto a la relación entre ella y Rafael, no lo sabía.
Pensando en esto, Simón dijo con indiferencia, -¿Qué tiene de bueno esto? ¿No compramos bocadillos para tu mamá? Vamos primero.
Ahora tenía mil ganas de regresar a casa llevando a su hijo para ver a su esposa.
Sin embargo, el pequeño todavía estaba mirando desde la ventana con mucha curiosidad. Simón se sentió impotente al ver su apariencia chismosa, -¿Sigues mirando?
-Papá, ¿crees si al tío Rafael le gusta la tía Naomí?
Simón se quedó sin palabras.
-¿A la tía Naomí le gustará el tío Rafael?
-Esta pregunta aburrida la puedes hacerle a tu tía Naomí en persona.
Bernabé se quedó sin palabras.
Después de mantenerse callado por un ratito, de repente resopló fuertemente, luego volvió la cabeza, miró a Simón, y dijo con crueldad, -Papá, eres una persona tan aburrida, ahora ya entiendo por qué le siempre lastimas el corazón a mamá.
Al oírlo, le dolió la cabeza a Simón.
¿Qué tenía que ver con él y Xenia?
Ahora toda su atención estaba en cómo se había restaurado su memoria, y lo que le quedaba más era Xenia y el pequeño frente a él. ¿Cómo tendría el humor e ideas adicionales para considerar las emociones de otras personas?
-¡Papá es muy malo, voy a esperar al tío Rafael para volver juntos!
Después de decirlo, cuando Bernabé estaba a punto de abrir la puerta y bajar del auto, Simón lo detuvo.
-Bajas ahora para molestarles?
-¿Eh? -Bernabé dijo.
-Si has adinado correctamente, ¿estás seguro de que está bien si bajas ahora?
Bernabé inclinó la cabeza, lo pensó por un momento, y de repente sintió que su papá tuvo sentido.
¡Humph!
Luego retiró sus manitas y frunció los labios con una expresión infeliz.
La tía Naomí se veía muy triste hacía un momento.
Normalmente, la tía Naomí no hubiera llorado así. Ella caminó por la calle llorando sola y triste de repente, debería haber encontrado algo.
Sin embargo, su tío Diego no estaba aquí.
¿Qué más pudo hacer llorar a la tía Naomí con tanta desesperación?
Bernabé no pudo resolverlo, y ahora tampoco verificarlo al lado de Simón, por lo que solo pudo ir con él primero.
Al mismo tiempo que el auto se iba, Bernabé miraba a las dos figuras hasta que se perdieron de vista.
En el otro lado.copy right hot novel pub