Vanesa tardó un momento en bajar despacio.
—Ya puedes irte, me encargaré de la cena.
En el pasado, Santiago habría dicho que era una desagradecida. Pero ahora parecía haber encontrado una forma más eficaz.
—No. Te he cuidado toda la tarde y te he hecho la sopa, ¿y así es como me tratas? Me quedo —dijo él.
Terminó y fue a revisar la nevera,
—Si no quieres pedir comida para llevar, podemos hacer algo de cena. A ver, puedo intentarlo.
—Lo haré yo misma —Vanesa puso los ojos en blanco.
Santiago se enderezó y observó cómo Vanesa se acercaba y sacaba unas verduras de la nevera.
—Yo lavaré las verduras, y tú sólo tienes que cocinar, ¿de acuerdo? —las cogió.
Vanesa miró a Santiago pero no se negó.
Al fin y al cabo, él la cuidaba todo el día y Vanesa decidió no pensar demasiado en ello.
Santiago se fue al fregadero, Vanesa se fue a cocinar y los dos empezaron a trabajar juntos felizmente.
Mientras seguían con su trabajo, Stefano llegó en coche.
—Vanesita, ¿cómo estás? Fui a la tienda y Fabiana me dijo que te habías ido a casa, ¿qué te pasa? —gritó antes de entrar en la habitación, lo suficientemente alto como para que le oyeran los de la segunda planta.
Vanesa ignoró a Stefano y volvió a cocinar, así que Stefano vino directamente a la cocina. Pero de repente se congeló, y luego miró a Santiago y le dijo,
—Santiago, ¿qué haces aquí?
—¿Y qué haces aquí? —Santiago ni siquiera levantó la vista del fregadero.
—Soy amigo de Vanesita y no entiendo qué haces aquí todo el tiempo como su ex marido —dijo Stefano.
—Hoy he visto a Elisa, ha chocado con un coche con otro chico. Elisa tenía mal carácter, ya sabes, así que le ha dado una paliza, el chico parecía bastante malherido —Santiago se lo pensó y cambió de tema.
—¿De verdad? Entonces tendré que investigarlo. Si es verdad, juro que esta vez desprestigio a Elisa, con el poder de la opinión pública —respondió Stefano, con los ojos muy abiertos.
—Bueno, eso espero —sonrió Santiago.
—Todavía no he comido —Stefano se acercó y miró en la olla.
—¿Por qué no comes antes de venir? —Vanesa sonrió.
—Vine aquí a esta hora, por supuesto es para comer —dijo Stefano.copy right hot novel pub