Después de decir eso, miró a Vanesa continuó:
—¡Pero tampoco tengo idea de lo que había en tu mente!.
Vanesa se apoyó en el marco de la puerta, con aspecto despreocupado: —Lo sabrás cuando sea el momento.
Erika se alisó la blusa y se ató el pelo:
—No tengo ni idea de los trucos que estás planeando. Pero tienes que ser consciente de que ahora estás embarazada. Ten cuidado y piénsatelo dos veces antes de hacer cualquier movimiento. ¿Me explico?
Vanesa asintió,
—De acuerdo, lo sé.
Vanesa echó un vistazo a las bolsas de la compra colocadas sobre la cama. Se acercó a levantarlas,
—Realmente tienes una manía por las compras, ¿eh? Todavía recuerdo cuánto compraste cuando fuimos de compras la última vez.
Erika se limitó a mirar las bolsas:
—Todas las llevaba Lidia. Ella pagó el dinero. Hoy ha estado increíblemente hospitalaria. Mucho más cordial que nunca.
Vanesa sonrió:
—¿No es bueno? Una vez fuiste amable con ella y ahora ella te corresponde.
Erika respondió:
—Pero ahora me corresponde porque está dispuesta a algo. No creo que deba alegrarme por eso.
Vanesa respondió esta vez con el silencio.
Entonces Santiago subió las escaleras y los vio hablando en la habitación.
Se acercó,
—¿De qué estás hablando? ¿Algo secreto?
Erika se sobresaltó un poco:
—Estamos hablando de su control prenatal unos días después. ¿De qué más esperas que hablemos?
Al oír eso, Santiago se volvió para estar activo en el tema. Se apresuró a mirar a Vanesa y le dijo:
—Déjame ir contigo. ¿Qué tenemos para la cuenta?
Vanesa no respondió hasta que se quedó mirando un rato:
—Está bien si quieres. Después de todo, no puedo mantenerte siempre excluida. Esta vez te haré un análisis de sangre y luego una ecografía B-scan.
Santiago sonrió y le tocó la cara con una dulce sonrisa:
—¿Cuándo?.
Vanesa pensó un rato y dijo:
—En unos días, te lo haré saber de antemano.
Santiago dijo que sí y eso fue todo.
También habló del trabajador de la cámara que pillaron por la mañana. Había conseguido la grabación de vídeo en la que aparecía el hombre que le pagó. Pero ese hombre se cubrió por completo. Era difícil verle la cara con claridad.
Pero no fue un problema para Santiago. Consiguió los registros de vídeo de las cámaras cercanas. Así que pudo localizar aproximadamente dónde estaba ese hombre.
Entonces hizo que Adam trabajara en ello.
Pero a Vanesa no pareció importarle mucho. Después de escuchar un rato, se estiró:
—Sigue hablando. Estoy un poco cansada. Tengo que volver a descansar.
En realidad, le apetecía ser perezosa.
Erika asintió:
—Vale, descansa un poco.
Santiago le echó un vistazo. Cuando ella salió de la habitación de Erika, él también la siguió.copy right hot novel pub