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¡Jefe, pronto seremos tres!

Capítulo 105 Owen Kewlyn (viernes)

La jalo, la abrazo fuerte contra mi pecho, le doy un beso en la frente, no sabe el gusto que me da verla dormir. Atesoro estos momentos, debo confesar que me gustaría poder dormir con ella cada vez que lo hace, acunarla en mi pecho para vivir de cerca la gestación de mi bebé, de cómo se va formando cada día más en su interior. Mi pequeño.

–Si mi bebé quiere dormir, yo lo dejo dormir.

–Tu bebé está en su capullo muy bien resguardado y todavía no está en etapa de dormir.

–Mi pequeño granito de arroz.

- Exacto, apenas es una minúscula partícula de arroz.

–La más bella partícula de arroz.

–Que está armando un gran alboroto con su diminuto tamaño.

–Los amo tanto, ya quiero verlo crecer, ver como se mueve en tu vientre.

–Llegará el día que veas como juega futbol en mi vientre.

Las imágenes pasan por mi mente al imaginarme cómo será la primera vez que lo veamos en el estudio de ultrasonido, como se va formando mes con mes, sus manos, sus pies, su corazón, su rostro, que nos pongamos a adivinar a quien se parecerá. Pongo mi mano por un momento en el lugar que pienso que está esa pequeña personita, ella la cubre con la suya, es el fruto de nuestro amor, lo que me fue negado, pronto se hará realidad. Deseo que pase rápido el tiempo.

Salimos del ascensor felices, tomados de las manos, caminamos hacia los tocadores.

–En un momento regreso – dice soltándose de mi agarre, la dejo ir.

–Te espero.

Abre la puerta y dejo de verla, sale a los cinco minutos, con un semblante más radiante que nunca, con el pelo recogido en un moño alto y desordenado, los labios con un brillo que le proporciona el bálsamo labial, que me provoca comérmelos a besos. No me contengo y en cuanto la tengo a mi lado le doy un beso corto. Vamos a la sala designada a las llegadas de los vuelos y esperamos a sus padres.

La llegada de mis suegros es puntual, veinte minutos y los vemos caminar por la puerta de salida de los vuelos nacionales, están un poco bronceados, más su padre que es de un tono de piel más clara que la de Olivia, ella heredó el tono de piel de su madre, que en este momento luce un tono dorado, a causa de la exposición a los rayos solares.

–Bienvenidos – digo en cuanto están al frente de nosotros, extiendo la mano para saludarlos.

– ¿Cómo están, chicos?

– Bien, papi – se separa de mi lado y va a abrazar a sus padres.

–Me da un gusto saludarlos y ver que le sentaron muy bien las vacaciones.

–Ya era hora de que este hombre se dignara a tomárselas.

–Así es, cariño.copy right hot novel pub

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