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¡Jefe, pronto seremos tres!

Capítulo 83 Olivia Damschroder

Supuse que después del día tan activo y productivo que habíamos tenido, se encontraría agotado, pero me equivoqué. Se mueve entre sueños, despertando, abre los ojos, me observa y sonríe. A su lado me sentía dichosa, tranquila y feliz. Sin duda alguna también satisfecha, desde que estaba con Owen, mi vida sexual era diferente a todo lo que había vivido y experimentado, había dado un giro de ciento ochenta grados. Me hacía gozar a plenitud, con total desinhibición, podría decir que he perdido el miedo a expresar a plenitud lo que siento cuando hacemos el amor.

Acerca su mano a mi rostro, acaricia mi mejilla con suavidad, su roce genera corrientes eléctricas que llegan hasta mi corazón, con solo tocarme me siento querida, es inexplicable, como si mi piel estuviera hecha para sus caricias. Coloca un mechón de mi pelo detrás de la oreja.

–Buenos días, hermosa. ¿Qué tal has dormido?

Pregunta con esa hermosa sonrisa en sus labios. Son ojos azules brillan y me imagino que me encuentro en las mismas condiciones, porque las mejillas las siento caliente. Si le dijera que solo necesito tenerlo junto a mí para dormir como un bebé, no me lo creería, puedo asegurar que el poder de relajación que he tenido con él es maravilloso. Owen es la paz que estaba esperando para calmar la tormenta de una mala experiencia. Mi fortaleza. Mi ancla.

–Estupendamente, ya me hacía falta. ¿Y tú como dormiste?

Me imagino que también ha descansado al máximo, se nota la satisfacción en su cara, su sonrisa lo dice todo y me alegra que esté disfrutando al igual que yo de esta paz que tanto necesitábamos.

–También estupendo y también me hacía falta.

Besa mi frente y estoy segura que quiere otra ronda, no estaría mal, pero tenemos que desayunar, reponer fuerzas para los días posteriores. No solo de amor vive el hombre. Dice el dicho y no está mal infundado. Le doy un pico en los labios y me levanto de la cama.

–Voy a preparar el desayuno.

–Te ayudo, estoy hambriento, ayer me dejaste agotado.

Yo había quedado en las mismas condiciones, fuimos como dos volcanes en erupción, nos complementábamos en todos los aspectos, ya íbamos aprendiendo que era lo que nos gustaba a cada uno y sabía que teníamos todo el tiempo del mundo para llegar a conocernos en su totalidad o por lo menos intuir que necesitaba la otra parte. Sí, nos íbamos complementando.copy right hot novel pub

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