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La Belleza Está En El Alma

Adiós, padre

Después del desayuno, Joe, Marie, Luciana y Xander ya estaban listos para salir de casa del Duque, pero cuando ya estaban cerca de la salida, el Duque los detuvo, pidiendo hablar con sus hijos.

- Duque, tenemos prisa. Mañana es el compromiso de mi hermana y queremos instalarnos adecuadamente.

- Hijo, no me hables así.

Joe se rio y le puso una sonrisa despectiva a su padre.

- Le dije que no me llamara hijo mientras siguiera tratando mal a mi hermana.

- Joseph, ¡por su maldito nacimiento tu madre murió! Si ella nunca hubiera sido concebida, tú madre seguiría viva.

Las lágrimas salían de los ojos de Luciana, y abrazo a Xander en busca de consuelo, quien furioso, se la llevó a su carruaje.

- ¿Acaso es culpa de mí hermana nacer? Es un idiota Duque, mi hermana es una buena persona, pero usted se dejó influenciar por las ideas de la duquesa, ¿cree que no sé que ella es la que decía eso en primer lugar?

- Ramona siempre a sido un buen ejemplo para tu hermana, pero ella siempre insiste en recordarme a tu madre.

- ¿Buen ejemplo? Ella es una cualquiera que te engaña con el primero que se cruce. Luciana los oyó y yo los vi. Pero preferiste creerle a ella que a tus hijos.

- ¿Hasta cuando seguirán con esa mentira?

- No es mentira. Pero ya no importa lo que pienses, ya es demasiado tarde para arreglar algo.

- De qué estás hablando hijo. Tu eres mi sangre y mi heredero.

- Ser tu heredero no es algo que me importe, he creado mi propia fortuna gracias al apoyo de mi tío Charles. Lo único que tenías que me importaba era mi hermana, y ahora que ella se va, ya no hay motivo para volver a esta casa.

- No me puedes hacer esto, hijo. No te vayas, por favor.

- Adiós, padre. Que seas feliz con tu esposa y tu hija. No nos busques más.

Joseph Martell se despidió así del hombre que tanto daño le había hecho a su hermana. Le dolía y le pesaba más la indiferencia y maltrato hacia Luciana, que el amor que su padre decía tenerle. Cuando llegaron a la mansión del General, fueron recibidos espléndidamente, sus habitaciones eran hermosas y confortables, y la cortecía con que fueron tratados era digna de la mejor etiqueta.

Xander le mostró a Luciana su habitación y el salón de música que había mandado a hacer especialmente para a ella.

- Tu cuarto estará a lado del mío, mi pequeña Luciérnaga, así que siempre estaré cerca de ti ¿que opinas?

- Me encanta la idea. Estaremos muy cerca, aún en las noches. Ya quiero que llegue el momento en el que compartamos una sola habitación -dijo Luciana sonrojada en un suave susurro-.

- Luciana... Yo también deseo eso, pero aún falta algún tiempo para que nos casemos. Tenemos que esperar seis meses para la boda.

- ¿Tanto tiempo? Por qué.copy right hot novel pub

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