Lucrecia era la séptima hija del anterior ministro de guerra, desde que fue concebida su padre tenía la esperanza de que ella fuera un varón, pero los dioses quisieron que solamente tuviera hijas. Pese a vivir una vida muy cómoda, Lucrecia nunca había destacado entre sus hermanas, todas eran hermosas y talentosas, y cualquier cosa que ella decidiera hacer sus hermanas ya lo habrían hecho antes y mejor. Cansada de una vida llena de pretensión, Lucrecia decidió traerle honor a su padre de la manera en la que un hijo varón lo hubiera hecho, a base de su fuerza. Lucrecia conoció a Xander en el palacio, pues el era su capitán en el grupo al que fue asignada y fue también el único hombre que no la menosprecio, se burló o quiso propasarse con ella, y desde ese día ella lo admiró profundamente. Con él paso del tiempo, la admiración de Lucrecia se convirtió en comprensión, pues ambos llevaban pesadas cargas en los hombros, y finalmente se convirtió en amistad. Gracias a sus excelentes habilidades en combate ella había sido llamada ante el rey, quien le dijo que pidiera lo que quisiera y esa sería su recompensa, la mujer entonces pidió que ella pudiera heredar el título de conde de su padre, y pasar el apellido Smith a su descendencia. Para el padre de Lucrecia su hija era el mayor honor y gloria para la familia, ningún hijo varón habría podido traerle toda la dicha y orgullo que su preciosa hija le había traído.
Durante los últimos dos años Lucrecia se había vuelto una expedicionaria de las islas circundantes en búsqueda que tesoros y materiales para su reino, por lo que no había visto a Xander en mucho tiempo, cuando se enteró por su padre que él sería el próximo ministro de guerra se puso muy feliz por él, pues sabía que era un hombre honorable, inteligente y valiente, más tarde supo lo de su compromiso, y aunque había sido invitada no había podido asistir por lo lejos que estaba. Ciertamente el compromiso del hombre la había sorprendido, aunque claro deseaba su felicidad. En su camino de regreso a la capital, se enteraron de un grupo enviado por el imperio de Jade, apresuró a su caballo día y noche hasta llegar a la capital, pues nadie en las fronteras tenía conocimiento sobre la llegada de ese grupo. Ella misma se ofreció a ir a buscar a Xander, pues el rey estaba muy nervioso. Su sorpresa fue mayúscula al ver a la hermosa Prometida de su amigo, y el evidente amor que se profesaban, y por un momento esa hermosa chica le dio envidia, ella también deseaba ser amada con intensidad.
- Creci, que gusto verte -Xander la llamó por su apodo, sabía que ella lo odiaba.
- Oh Sandy, tan amable como siempre -Xander se río ante la burla de la chica, sabía que estaba molesta.
- Querida -Xander se acercó a Luciana aún más-, te quiero presentar a mi amiga Lucrecia, ella y yo servimos muchos años en el ejército. Aunque hace ya algún tiempo de la última vez que la vi.
- Mucho gusto señorita Lucrecia, es un placer conocerla -Luciana se dio cuenta de que la chica despedía una sensación de superioridad y de engreimiento, pero por extraño que pareciera eso no la molestó, tan sólo hizo que la admirara más al saber que era una soldado.
- El gusto es mío señorita Luciana. Es un placer conocerla al fin, he escuchado mucho sobre usted.
- ¿Sí? -la joven estaba confundida.
- Sí, eres muy famosa.
- Oh, no lo sabía -Luciana se sonrojó, no le gustaba llamar la atención.
- Me gustaría charlar con usted en otra ocasión más amena, ahora tengo que informal al ministro sobre una situación -Lucrecia habló amablemente, no quería causar una mala impresión con la joven, pero en ese momento tenía prisa-. Ministro, un grupo de 200 personas provenientes del imperio de Jade se están acercándo a la capital. Se estima que 150 sean guardias con entrenamiento marcial y 50 personas comunes. Hasta el momento no se tenía noticia de algún enviado de ese imperio a nuestra tierra, y teniendo en cuanta el anexo de nuevos territorios es probable que se pueda esperar un conflicto. Su majestad está preocupado.copy right hot novel pub