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La Llave En El Lago

Capítulo 56:

Después de visitar al vizconde, Amelia regresaba a la mansión donde tomaba su almuerzo y se iba al lago y comprobaba que no podía regresar en el tiempo, una vez hecho eso iba y se encargaba de enseñarle a leer a Mary que resultaba ser una alumna excepcional, aprendió rápidamente a leer, sumar y restar por lo que cada día Amelia tenía que ingeniárselas para enseñarle algo nuevo sin tener ella que ser la que escribiera, ya que una de las quejas de Edward había sido sus cartas mal escritas y le avergonzaba que una niña menor que ella pudiera escribir en pluma mejor que ella.

Dejando de lado los estudios, la niña tenía el carácter fuerte por lo que una vez que algo se le metía en la cabeza no cambiaba de parecer lo que hacía que la niña fuese la compañera para pasar las tardes enseñándole alguna nueva actividad.

Luego de estar con Mary, Amelia se va al despacho con Edward donde practicaban las normas de cortesía y comportamiento, además de bailar y conversar sobre los asuntos del día, dos horas antes del almuerzo Amelia se retiraba, ya que era el turno de Cipriano que no dejaba de ir a esa hora todos los días para hablar con Edward, sin embargo, esta vez Edward le pidió a Amelia que se quedara:

-¿Qué hace ella acá? -Preguntó Cipriano cuando entro al despacho y la vio, él también la estaba evitando aunque no sabía la razón

-Por qué quiero hablar con ambos -Cipriano y Amelia compartieron miradas confundidas -La cosa es la siguiente… -Edward no sabía cómo tocar el tema, pero finalmente dijo -No sé cómo ayudarlos

-¿En qué? -Preguntó Amelia confundida

-Tú no sabes como regresar a tu hogar -Señalo a Amelia -y a ti te quieren obligar a casarte -Amelia miro sorprendida a Cipriano, ¿desde cuándo estaba comprometido? Se preguntó si lo estaba cuando estuvieron juntos. Cipriano tenía que admitir que su madre lo había acosado enormemente en el último mes y medio para que aceptara a la chica y no dejaba de alabar, pero por cada vez que la mencionaba él tenía un mal presentimiento, Amelia que sintió una mezcla de celos y rabia subirle por la garganta se centró en Edward

-¿y qué quieres que detenga la boda en medio de la ceremonia? -Se paró del sofá y Edward suspiro

-Necesito que se apoyen -suspiro Edward -yo también estoy pasando por mis cosas y no puedo acudir a ninguno de los dos para resolverlo

-¿somos un problema para ti? -preguntó Cipriano con la voz más calmada

-Yo no… -Edward los vio a ambos que parecían estar de acuerdo en no ayudarse mutuamente y se levantó -los odio son insoportables ambos -caminó hasta la puerta -tengo que ir a hablar con mi contador -informó -quédate para cenar -Edward se fue dejando a Amelia y Cipriano solos

-Deberíamos ayudarlo con lo que sea que tenga en la cabeza -dijo Amelia

-por supuesto, aunque será fuera de un bar… la última vez que lo vi así me dejo el ojo morado -bromeo

-¿Entonces tienes una novia? -Amelia no dejaría pasar la oportunidad para preguntarle

-Mi madre insiste en que me case con ella, yo insisto en que no

-¿desde cuándo sabes que tienes una pretendiente? -exigió saber ella

-Diciembre tal vez- respondió él sin saber lo que se le avecinaba

-oh por dios -dijo ella exaltada -¿estabas comprometido cuando tú y yo? -ella hizo señas

-Nunca he estado comprometido porque ni siquiera conozco a esa joven -respondió, pero al cabo de un segundo dijo-pero si lo sabía cuando tú y yo -Amelia pensó en Erick y lo maldijo para sus adentros Erick era como un molde que estaba abollado y ahora Amelia tenía la impresión de que a partir de ese molde dañando todos los hombres con quien se relaciona sentimentalmente o físicamente serían igual que él

-déjame ver si entiendo tuvimos sexo y ¿tú sabías que hay una mujer esperando casar contigo? -Amelia sabía que no estaba siendo muy racional, pero se imaginaba subiendo hacia el departamento y abriendo la puerta ella solo se había acostado con él una vez, pero eso no era excusa ella se había vuelto la amante sin ni siquiera proponérselo. Cipriano no sabía cuál era el problema, él no se sentía comprometido con ninguna mujer, no conocía esa mujer y no planeaba casarse con ella por lo que no entendía a qué se debía tanto enojo de parte de Amelia

-Estás siendo irracional -le dijo

-Lo sé, pero aun así… -Fue la respuesta de ella, pero se detuvo a mitad de la frase y contó hasta 3 -hay algo muy malo conmigo por pensar en que algo de una vez no iba a dañar a alguien -concluyó en voz alta -nos vemos en la cena -ella comenzó a caminar, pero Cipriano por instinto la tomó del brazo para detenerla, ni siquiera sabia el porqué debía detenerla, el repentino agarre hizo que ella perdiera el equilibrio y cayera sobre el piso, pero en su caída había tomado a Cipriano con fuerza por lo que el callo encima de ella, lo que le generó un enorme y dolor en su hombro izquierdo

-¿Estás bien? -Pregunto cuando vio que de los ojos de ella brotaban lágrimas y tenía una cara de dolor, Amelia no sabía si lloraba por la impotencia y el sentimiento de haberse convertido en “la querida de alguien” como decían en esa época o si lloraba por el dolor de su hombro

-párate por favor -le dijo a Cipriano que se encontraba todavía encima de ella y ambos se veían cara a cara, Cipriano al tenerla tan cercana y ver sus lágrimas quería besarla y decirle que todo estaría bien, pero le hizo caso y suspiro, menos mal que le había hecho caso, su hombro se había desencajado

La ayudó a ponerse de pie, mientras el hombro le quedaba colgando y la sentó en el sofá, luego llamó a la servidumbre, la primera en llegar fue Beatriz, que no se explicaba qué hacían esos dos solos:

-Necesito láudano -le indico Cipriano a Beatriz - y telas limpias -Beatriz desapareció, y el noto como Amelia había entrado en estado de shock lo había visto en otros pacientes, quienes dejaban el dolor de lado debido a la impresión de sus heridas, pero una vez que la impresión pasara el dolor regresara, seguramente Amelia lloraría como un bebé todo lo que quedaba del día y parte del día siguiente, pero por su trabajo tenía que distraerla -¿Cómo dices que viajaste hasta acá?

-Por el lago -Amelia entendió inmediatamente que Cipriano quería que dejara de ver el hombro

-Pero exactamente qué hacías ¿era de día o de noche?

-de noche, la luna llena estaba impresionante esa noche -Amelia recordó lo hermosa que estaba ese día la luna

-¿Has intentado irte de noche?

-El día que nos vimos en el lago -Dijo ella y Cipriano noto que el dolor comenzaba a emerger, ella comenzó a sudar y a balancearse suavemente como si moviéndose el dolor fuese a disminuir

-Eso fue en la madrugada -corrigió él -Prueba en la noche -Amelia lo miró agradecida por su sugerencia, ya que ella no sabía qué hacer

-Si tu madre no te deja en paz tal vez debas hablar con la joven y cancelar directamente el matrimonio con ella… cuando se dé cuenta de que no este interesado no se casara contigo, aun si tu mamá insiste

La señora Beatriz entró con el Láudano antes de que Cipriano pudiera decirle algo más, ella tomó un trago pequeño como doctor le había indicado, pero el dolor no disminuyó la hizo tomar otro trago, y mientras Beatriz le hablaba sobre algunas cosas irrelevantes a Amelia él le acomodó rápidamente el hueso en su sitio, el grito de dolor de Amelia fue tan desgarrador que asustó a la pequeña Mary que jugabas con sus muñecas en el piso de arriba.

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