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La secretaria Indomable

Capitulo 61

En todo el camino, no volvió a dirigirme la palabra. Era lo mejor así pude reflexionar, como aria frente a todos ellos. Yo era la carnada, la fresa. El Señuelo para atrapar al pez gordo. Esa idea me da coraje y me odié a mi misma, por no darme cuenta cuando me estaban utilizando por sus propios caprichos.

Tengo una misión, hay que cumplirla. Mi hermana pequeña está en medio de todo esto. Quiero llegar hasta el final de todo esto. Y tengo el presentimiento de que no me gustara tanto.

Al pasar las medias horas habíamos llegado al The King. Su imperio, su lugar donde sucedían de todo. La entrada estaba llena de hombres armados. Una señal y el portón se abrió. Jack, bajo y entrego el coche, otro hombre le abrió la puerta de una limusina, y un abrigo enorme con un bordado de una corona. Claro el presunto rey había llegado.

Me subí con, él hasta me sentí pequeña en este gran auto. Su presencia se hacía sentir impotente y dominador. Él era dominador, en un simple momento quise ser dominada y de verdad estar a su lado. Aunque él tiene mucho usándome a su antojo, por primera vez, quise que fuese el quien me usara, en algunas cosas.

Mi corazón pálpito y me sentía estremecida. No tengo idea si lo había notado. Pero estaba inquieta dentro del auto. Con solo mirarlo sentí, su poder cubrir todo mi cuerpo y llenarme de incertidumbre. No sé que carajo me pasa, pero hay muchas cosas que no puedo controlar en mi cuerpo.

Tanto que él me entró una copa llena de champán, lo tome y lo saboreé con todo el gusto. Él me miro, de una forma muy extraña, de una sensual y provocativo. Su camisa luminosa se remangó la manga y desabrocho tres botones dejándome ver, su hermoso, Vellos y cuerpo bien unificado. Quise darme una cachetada por ser tan “Puta” pero era imposible, él me estaba llevando a una corriente que quería evitar.

Lo que no comprendo, estuve en el carro con él anteriormente. Me senté por encima de él, no había sentido nada de eso. Pero desde que entre a esta limusina, estaba actuando extraño. Como si algo aquí me despertara el último sentido femenino.

Él soltó, una carcajada, y presiono un botón una bandeja apareció. La bandeja la había visto ante. Puro oro. Estaba un vestido fino azul plateado, un tacón alto. Y un arma. Y una funda de arma para pierna.copy right hot novel pub

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