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Mi dulce corazón

Capítulo 219: Un trato acordado

Al verla tan tranquila, Chantal casi se volvió loca.

—¡Cordelia! No es el primer día que trabajas en la industria. Sé lo terrible que es la opinión pública. Ya que quieres ser una actriz, debes preocuparte por eso. Mira, a veces tal cosa es controlable, pero una vez que está fuera de control, es posible que incluso Aurelio no pueda ayudarte a solucionarlo. ¡Hasta el dinero no puede detenerlo! Piensas en tu futuro. ¿Realmente puedes dejar a la puta arruinarlo todo?

Cordelia sonrió, sintiéndose un poco conmovida.

—Gracias por preocuparte tanto por mí, lo tengo, no te preocupes.

—¡No! Esos fans de Briana están a punto de celebrarse y todavía no respondes, ¿cómo puedo tranquilizarme?

Cordelia pensó por un momento y dijo:

—En realidad, no tengo que seguir el camino de ser una actriz. Me gusta una vida estable y no me interesa el estilo de vida inestable de las celebridades, lo sabes.

—¿Cómo?

Chantal estaba tan enojada que no sabía qué decir.

—No te gusta ser actriz, ¿por qué sigues actuando?

Cordelia dio una sonrisa peligrosa.

—Bueno, es que alguna persona demanda hacer algo, ¡así que lo haré!

Chantal se calló.

¿Por qué sentía de repente que su amiga era un poco diferente de la que solías conocer?

¿Tan malvada?

¡Mejor, le gustaba!

Después de escucharla decir esto, Chantal finalmente se sintió un poco aliviada.

—¿Qué vas a hacer ahora? ¿Si necesitas que te ayude a declarar el rumor? Si explicas, tal vez esas personas no te creen. Además, si Bosco también apoya a Briana, tú resultará miserable. De todos modos, soy un poco famosa y por lo general no hago caso de tales cosas, así que lo que diga será más convincente y debería poder ayudarte.

Al escuchar lo que dijo, Cordelia se sintió más conmovida.

Ella sonrió.

—No, no te preocupes, tengo una solución.

—¿De verdad?

—Sí, no te estoy mintiendo, de verdad.

Chantal escuchó que tenía tanta confianza y se sintió aliviada.

Después de colgar el teléfono, Cordelia recibió rápidamente una llamada del presidente Ricardo.

Mirando el nombre en la pantalla del teléfono, su labio se curvó con frialdad.

—Buenos días, señor Ricardo.

—¿Es Cordelia? Siento molestarte tan tarde, ¿estás dormida?

Cordelia se levantó y caminó hacia la ventana, mirando la noche afuera con expresión tranquila.

—No, ¿qué pasa?

El tono de Ricardo Alfaro sonaba vacilante y avergonzado:

—Esos rumores en Internet, ¿creo que deberías haberlos visto?

Cordelia lo admitió.copy right hot novel pub

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