Sentí un intenso ardor en el lugar donde Arthur me había hecho la herida y el olor a sangre invadió mis sentidos, poniéndome la vista borrosa a causa del desgarrador dolor que no se detendría, a menos de que me curase de inmediato.
Apreté mis labios en una fina línea conteniendo mis sollozos, con la esperanza de que alguien, quien fuera, llegase solo para salvarme la vida, lo cual hasta el momento no sucedía.
Paseó la navaja por mi garganta, acariciándome con la filosa punta de ésta, buscando el lugar perfecto para lastimarme de nuevo. Se relamió los labios divertido con verme tan callada y sin poderse contener más, acercó su lengua lujuriosa, para de inmediato lamer descaradamente la piel desnuda de mi cuello.
Poco a poco, me rodeó la cintura con sus brazos, aproximándome a su desagradable cuerpo.
Sentí mi piel ponerse de gallina y las lágrimas caer más a prisa con mi pecho subiendo y bajando acelerado, gracias a que no podía respirar con normalidad, llené mis pulmones con el oxígeno que les faltaba, calmando mi devastador estado absorto, necesitaba una idea urgente para escapar de su garras, no obstante, no importaba cuánto pensara, nada era lo suficientemente bueno como para arriesgarme.
A ese asqueroso hombre no le importaba que la espesa sangre se cruzara por su camino de besos, incluso llegaba al punto de locura de saborearla gustoso. Seguía tocándome, dado que sabía que aún cuando lo intentara detener sería imposible, por lo tanto, prefería aguantarme aquel calvario, solo si así se dignaba a dejarme vivir.
Rasgó mi blusa, desesperado por continuar con ese contacto que sólo me encogía el estómago, mientras a él lo excitaba sobremanera, sentía mi cuerpo temblando bajo sus roces, y entonces cuando mordió mi hombro como un salvaje, no contuve los alaridos.
Él, enfurecido, me jaló del cabello, para acto seguido cortar sin temor un poco de la piel de mi espalda, sacándome un berrido aún más profundo.
Prefería sobre todas las cosas caer a la calle, que continuar de esa manera, realmente Arthur estaba preparado para desmembrarme a su antojo y su sonrisa desquiciada ante mi sufrimiento me lo confirmaba.
—Mira, si guardas silencio esto será más fácil para los dos —me aconsejó, mordisqueando mi quijada de forma bruta, quise gritar pero a duras penas podía soltar uno que otro quejido leve.
Rechiné los dientes con rabia, dado que era mejor quedarme callada, sin embargo, aquella situación me estaba sacando de mis casillas, terminaría enloqueciendo del hastío si continuaba.
—Sólo déjame disfrutar el verte retorciéndote ante este suplicio, y luego si quizás me dan ganas, te haré todo eso que tanto te gustaba cuando eras una niña, te dejaré un último recuerdo, Lucy —murmuró entre chupetones y lamidas, dirigiéndose a mi oreja, la cual mordió violentamente al punto de malherirme sólo por diversión—. Te haré mía, porque eres mía y siempre lo serás. Ese estúpido que tienes de novio no se compara en nada a mí, soy mil veces mejor para ti. ¡Te hago inmensamente feliz cada vez que me ves!
—Papá, basta…. —susurré en un hilo de voz, que denotaba el terror que se apoderaba de mí, pero él me ignoró olímpicamente.
Sus manos, sin vergüenza alguna, se pasearon por cada parte de mí que no deseaba que él volviese a tocar, cada extremo que sólo había pertenecido a los cariños de Jack, él trataba de invadirlos dichoso, eliminando cualquier rastro de la persona que amaba.
Sus palabras entre gemidos ante su calentura me producían tal repulsión, que no importaba cuánto intentara apartarlo, él conseguía ágilmente lastimarme sin piedad con su cuchillo en donde se le ocurría.copy right hot novel pub