Eda
Nos montamos en el ascensor. Desde que he accedido a cenar con él ha cambiado su actitud. Tiene su mano colocada sobre mi cintura. No me gusta sentir su tacto sobre mi cuerpo, pero no puedo hacer otra cosa, tengo que conseguir este contrato como sea y si para ello tengo que cenar con el mismísimo diablo, lo haré.
- Dime Eda ¿tienes preferencia para cenar en algún lugar concreto?
Se acerca demasiado a mi en un intento de volver a dejar claro que le gusto.
- Me fío de tu criterio - contesto con una pequeña sonrisa.
Por suerte el ascensor se detiene y las puertas se abren. Estaba temiendo que Alex se marcara un cincuenta sombras y tuviera que cruzarle cara.
Sujeta mis dedos entre los suyos y camina decidido hacia el despacho del final del pasillo. En cuanto la secretaría le ve, lo anuncia y le indica con la mano que puede pasar.
El despacho es enorme, realmente impresionante. Tiene una mesa de caoba y un sillón de ejecutivo negro, detrás un cuadro abstracto en tonos negros y grises. Todo huele a poder y dinero. En el otro extremo u sofá de cuero marrón oscuro y algo que parece una licorera.
- Alex, amigo - rodea su escritorio y le estrecha la mano.
- ¿Cómo te va? Tenéis liada una buena ¿eh?
Supongo que lo dice porque todos los bufetes con algo de prestigio están insistiendo una y otra vez para poder trabajar con ellos.
- Ni me lo recuerdes. He tenido que bloquear todas las llamadas.
Es más alto que Alex, debe rondar el metro noventa, tiene unos grandes ojos castaño oscuro, las cejas anchas y la mandíbula cuadrada le da un aspecto de hombre peligroso. No se porque motivo, justo ahora pienso en Alaric. Físicamente se parecen en la altura y los músculos que esconden debajo del traje, pero la sensación de este hombre es fría y distante.
- Perdona - Por fin se da cuenta Alex que no me ha presentado - Ella es Eda, una amiga especial y es abogada.
El ambiente en el despacho desciende unos cuantos grados. Entrecierra ligeramente los ojos y me tiende la mano.
- Encantado de conocerla, pero de momento no vamos a decidirnos por ningún bufete.
Asiento sin borrar la sonrisa de mi cara. Joder, Alex no podía haberlo hecho peor. Me apunto mentalmente joderle con algunos de sus documentos.
Respiro un instante. Adopto una postura profesional, porque dudo que la amigable funcione.
- Por supuesto, lo entiendo. Tan sólo me gustaría que echara un vistazo a nuestra forma de trabajar -Saco del maletín un dosier con los datos más relevantes y se lo tiendo.
- Venga Max, no seas capullo.
Alex le da una palmada en el hombro animándolo a cogerlo.
- Máximo - Corrige al momento.
Por fin estira el brazo y sujeta los documentos. Suelto todo el aire que estaba conteniendo. Lo que acaba de ocurrir no me asegura nada, pero voy por delante de los demás y eso si es bueno.
- Estamos preparando una especie de quedada con todos los bufetes interesados, aunque miraré estos datos, no puedo hacer nada hasta haber visto todos los demás.
- Solo le pido eso, que vea nuestros datos.
- Lo del sábado sigue en pie ¿no? - Interrumpe Alex rompiendo nuestra conversación.
Suena el móvil de Máximo. Mira el identificador de llamadas.
- Tengo que atender esta llamada. El sábado nos vemos.
Salimos después de agradecerle que haya cedido. Podría haber pasado de mi. Creo que le debo a Alex una muy gorda.
Nos montamos en el ascensor y vuelve a acercarse a mi, coloca su mano en la parte baja de mi espalda. Cuando salimos al Hall su mano sigue ahí.
- ¿Te viene bien que quedemos a las nueve?
- Si, perfecto. Después te mando mi dirección.
Traduciendo mi última frase, es una despedida, pero él o no quiere entenderlo o realmente no lo entiende porque camina pegado a mi hasta que salimos a la calle.
Me quedo plantada en el sitio sin poder reaccionar. Alaric esta aquí, caminando de un lado a otro, cuando nos ve también se para en seco. Alex aparta la mano rápidamente y yo tengo que contener las ganas de reír.
- Cariño - Dice caminando hacia nosotros - ¿cómo te ha ido? - Desvía la mirada amenazadora hacia el hombre de mi izquierda - Señor Litman.copy right hot novel pub