Eda
Estoy leyendo unos documentos tan concentrada que no escucho como se abre la puerta. Solo levanto la vista cuando suena como se cierra.
Alex está plantado delante de mí. Oh Dios mío, temía que algo así pasara, que me tomara por su confidente y lo empezara a ver más de lo normal.
Leah hizo caso del consejo de Alaric, recogió sus cosas y se largó, no dejó ninguna tarjeta porque nunca ha necesitado tenerlas.
- Buenos días - Cierro la boca porque ya no se si llamarlo Alex o señor Litman.
Alex se mete las manos en los bolsillos y camina hasta la mesa. Parece que ha perdido parte de su seguridad. Se sienta en la silla frente a mi.
- Perdona que te moleste, Eda - Garraspea incómodo - estoy seguro que ya sabes porque he venido.
Claro que lo se, y tengo que decir que no me importa en absoluto lo que ha pasado entre mi amiga y él, pero si lo pienso fríamente, está feo lo que ha hecho. Quedas con una chica a la que te dedicas a perseguir, y cuando esa chica se tiene que ir porque su abuela se ha puesto enferma te quedas con su amiga y te la tiras.
Si Alex cree que se lo voy a poner fácil no tiene ni idea de con quien está hablando.
- No, no tengo ni idea, lo siento. Cuéntame - Entrelazo los dedos encima de la mesa y le sonrío.
Está nervioso e incómodo con la situación. Hace unas horas me estaba tirando ficha a mi y ahora viene para hablar de mi amiga.
- Bueno... Hace unos días... Cuando tu abuela se puso enferma... Cené con tu amiga y una cosa llevó a la otra.
Se queda en silencio esperando que deduzca yo el resto de la historia.
- ¿... Y qué es lo que quieres que yo haga?
Se levanta de la silla y se acerca hasta la ventana. Tengo que contener la risa, pero por dentro estoy descojonándome. Vuelve a la mesa y suspira derrotado.
- Desapareció en mitad de la noche y me gustaría poder contactar con ella, si pudieras darme su teléfono te lo agradecería mucho.
Por lo que he hablado con Leah estos días a ella también le gusta, aunque nadie puede fiarse de mi amiga, ella es la portadora del poder, sabe cómo controlar a un tío, sabe cómo hacer cosas que las demás solo seríamos capaces de soñar. Sería la dominatrix perfecta.
- ¿Te gusta? - Pregunto estrechando los ojos como una leona defendiendo a su cachorro.
- Si...
Me levanto de mi asiento y bordeo la mesa. Me acerco a él. Ahora mismo me da igual trabajar para su empresa, me da igual que en cierto sentido sea mi jefe. Si quiere el teléfono de mi amiga primero va a tener que escucharme.
Coloco mis dedos sobre su corbata y comienzo a ajustarla.
- Te conozco Alejandro, se que para ti las mujeres son un pasatiempo, pero deja que te aclare una cosa; Leah no es un juguete, no es una mujer a la que dejas tirada cuando te aburres. Espero que la trates como la reina que es - Termino apretándole la corbata algo más de la cuenta - Solo si me prometes que no vas a hacerle daño te daré su teléfono.copy right hot novel pub