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Nunca juegues con el diablo

Recuerdos dolorosos

Siento bajo mis dedos los músculos de su abdomen completamente definidos, lo que llamaríamos tableta de chocolate. Paso los dedos despacio, recreándome.

- Si quieres puedes traer queso a ver si puedes rallarlo - Bromea con los ojos cerrados aún.

Se me escapa la risilla. Menuda pillada. Pensaba que dormía profundamente, pero no.

- Puede que lo haga.

Me estiro perezosa sobre la sábana y me levanto. Voy hacia el baño para darme una ducha y quitarme todo el sexo de anoche. Una vez que estoy limpia vuelvo a la habitación con la toalla enrollada en mi cuerpo. Un mensaje suena en mi teléfono. Es un audio de Leah.

Hay un momento crucial en la vida, y este es uno de ellos. Supongo que no estoy acostumbrada a tener hombres en mi casa y por eso no pensé demasiado cuando pulsé encima del triángulo para escuchar lo que mi amiga tenía que decirme mientras Alaric iba hacia el baño para ducharse.

- ¡PERO SERÁS GUARRA! - suena su voz estridente por el altavoz del teléfono - ¿el tío que te cargó sobre el hombro es el que te estás tirando? MADRE MÍA QUE BUENO ESTÁ.

Antes de que pueda seguir diciendo barbaridades salto encima de la cama para llegar a la mesita de noche. Estiro el brazo y bloqueo el móvil para que deje de sonar. La voy a matar en cuanto la vea. La cara me arde por la vergüenza. Despacio levanto la vista para encontrarme con un Alaric muy divertido apoyado en el marco de la puerta.

- Vaya, soy famoso entre tus amigas - Bromea con el ego por las nubes.

Bajo la vista y entierro la cara en la almohada.

- Que vergüenza, que vergüenza. Es mi amiga Leah, no tiene filtro - Admito hablando con los labios pegados a la cama.

Siento el peso de su cuerpo al sentarse en la cama.

- ¿Quieres que hagamos algo hoy?

Levanto la cabeza de forma brusca y lo miro con el ceño fruncido. No entiendo nada. Cualquier tío que pensara que una chica le da demasiada importancia a lo que tienen saldría corriendo, huiría para no volver jamás, y este me invita a hacer algo hoy. Supongo que quiere hacer algo que no sea estar desnudo entre las sábanas.

Últimamente nos hemos estado viendo demasiado, y mientras sea para tener sexo esta bien, pero si salimos de esta dinámica y comenzamos a conocernos, la relación que tenemos podría convertirse en algo más serio y de momento no estoy preparada.

- Lo siento, le dije a mi abuela que pasaría el día con ella.

- Podría conocer a tu abuela - Levanta las cejas una y otra vez bromeando.

Ese tren ya pasó una vez y no pienso volver a meter a nadie más en la familia.

- Si, claro, y después me pides matrimonio.

Río levantándome de la cama y centrándome en la ropa que me voy a poner. Lo días que no trabajo me gusta vestir informal. Rebusco en el armario unos vaqueros pitillo y una blusa negra.

- Vaya, eres la primera mujer que le tiene alergia a las relaciones. Que suerte la mía - Dice justo antes de encerrarse en el baño.

Aparco delante de la casa de mi abuela. Vive a las afueras, en una pequeña casita con un jardín en el que tiene un huerto.

Saco la llave del bolso y abro la puerta.copy right hot novel pub

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