-buenos días hermosa- me dice como siempre, parece que le gusta hacer ejercicio como a mí, en verdad no necesito hacerlo porque al ser vampira no engordo pero me encanta hacer deporte.
-buenos días Carlos- le contesto y él me sonríe con esa sonrisa perfecta.
Cada vez que salgo a correr con el me siento culpable, como si estuviera engañando a Héctor y no me gusta sentirme así, todavía sigo sin decirle que él vive en nuestra zona pero creo que diciéndoselo me voy a sentir mejor o eso espero.
Cuando me doy cuenta hemos llegado a la cabaña donde quedamos Héctor y yo, me detengo y Carlos me imita.
-¿porque paramos?- me pregunta mirando la cabaña.
-quiero ir por otro sitio- le digo dándome la vuelta.
-espera, quiero investigar este sitio- dice entrando a la cabaña, maldición.
-Carlos, sal de ahí- le digo entrando.
-oh, ahora entiendo porque querías ir a otro sitio, este es vuestro… como decirlo, vuestro nidito de amor- dijo el agarrando una vela con olor a frutas.
-deja eso y vámonos, no quiero que estés aquí- le dije nerviosa.
-es como vuestro sitio secreto, ¿verdad?- dijo riéndose, encima se estaba burlando.
-he dicho que vámonos, este es nuestro sitio no el tuyo, no debes estar aquí- dije mirando hacia todos lados, no me gustaría que llegara Héctor y lo malinterpretara todo mal.
-pero si este sitio es muy acogedor, quiero quedarme un rato- dijo sentándose en uno de los sillones que había.
Lo está haciendo aposta, solo para molestarme y no se va a salir con la suya, ahora se va a enterar de quien soy yo, voy hacia el con la intención de levantarlo para que se marche con la mala suerte que no me fijo por donde ando y me tropiezo con una raíz de un árbol, cayéndome justo encima de Carlos.
La cabaña al estar construida en el bosque tiene sus inconvenientes y uno de ellos es que las propias raíces de los arboles levantan el suelo de la cabaña cada año que pasa.
Carlos me mira y yo intento levantarme pero él me lo impide, miro sus hermosos ojos y me quedo hipnotizada de tanta belleza, nos quedamos los dos mirándonos el uno al otro como si existiera nada más a nuestro alrededor, de repente veo como su boca se abre un poco y me entran unas ganas enormes de probar esos labios jugosos, estoy a punto de hacerlo cuando una voz nos interrumpe.
-¿qué ocurre aquí?- pregunta un Héctor enfadado.
Nos separamos al instante y yo estoy roja como un tomate, no sé que ha pasado y no sé cómo explicarlo, estoy muy avergonzada y ojala la tierra me tragara.
-Hola sanguijuela- le dice Carlos a mi novio, antes de que se vuelvan a pelear hablo.
-amor, no está pasando nada, solo me tropecé y caí encima de él, sé que suena muy mal pero es la verdad, créeme por favor- le suplique con las manos juntas.copy right hot novel pub