Las palpitaciones se hacían cada vez más fuertes en la noche oscura.
—Señora Montenegro, ¿está nerviosa? Tus latidos van... muy de prisa. —Los labios húmedos de Lucas besaron el cuello de Olivia.
Al instante, el cuerpo de Olivia se tensó e inmediatamente sintió la erección del hombre.
—No —negó admitirlo.
Antes de que terminara de hablar, la mano del hombre aterrizó en su frente.
—Ya no tienes fiebre, pero ¿por qué tu cuerpo sigue tan caliente?
Olivia frunció el ceño y tosió un par de veces, fingiendo malestar.
—Cof, cof...
—¿Qué pasa? ¿Aún te encuentras mal? —Esta vez, el hombre preguntó nerviosamente sin ninguna duda.
Había estado pensando durante mucho tiempo en el auto, iba a irse, pero no se quedaba tranquilo por esa maldita mujer.
Cuando subió las escaleras para echarle un vistazo, vio que se había quedado dormida. Su cuerpo estaba acurrucado en la cama murmurando que tenía frío.
Así que se puso ropa de andar por casa, se metió en la cama y la rodeó en sus brazos por detrás. No sabía si la mujercita lo hizo a propósito o no, pero tan pronto como Lucas la abrazó, inmediatamente dejó de quejarse del frío.
—Aún me encuentro mal. —Olivia susurró, mirando la lámpara de la mesilla de noche.
Lucas en seguida se puso nervioso, la soltó y se levantó de la cama.
—Llamo al médico para que venga.
—¡No hace falta! —Olivia lo detuvo nerviosamente. Ya no tenía fiebre y no había necesidad de molestar al médico tan tarde en la noche.
Lucas tampoco insistió, volvió a subirse a la cama y abrazó su delgada cintura de manera dominante.
—Entonces pórtate bien.
Olivia se mordió el labio y no se negó más. Como su abrazo era tan ardiente, ella sintió que su cuerpo empezó a coger calor.
De repente recordó aquella vez, cuando ella lo llevó cargando hasta la enfermería bajo el sol abrasador sudando exageradamente.
La agradable fragancia de su cabello llegaba a la nariz de Lucas, quien, abrazado de su cuerpo blando, cerró los ojos y curvó los labios triunfalmente.
***
En Villa Monte.
Cristian estaba sentado en el sofá de cuero al costado de la ventana, sosteniendo una copa de vino tinto en una mano y algunas fotos en la otra.
En una foto, la mujer que vestía una chaqueta larga de color rosa se subió a su auto.
En las otras, la mujer lo estaba mirando y conversaba con él en el auto.
Una sonrisa malvada apareció en el rostro del hombre, admirando burlonamente la foto que tenía en la mano.
—Qué expresión pondrá Lucas cuando vea a su esposa y a su odioso hermano teniendo una conversación tan feliz —se dijo mirando la foto.
Ya estaba empezando a imaginarse los titulares que aparecerían en el periódico de mañana: «¡La señora opulenta seduce a su cuñado porque no soporta más la indiferencia de su marido!» o «¡La señora opulenta le pone los cuernos a su marido con su cuñado!».
De repente, sonó golpes inoportunos en la puerta.
Los ojos de Cristian se oscurecieron. Rápidamente escondió las fotos debajo del sofá y miró hacia la puerta sosteniendo su copa de vino.
Rafaela empujó la puerta y caminó hacia Cristian, mostrando una expresión de decepción.
—Cristian. Tienes que prestar más atención a los asuntos de la empresa. De lo contrario, cuando tu abuelo muera, ¡toda la familia Montenegro caerá en manos de Lucas! Una vez que él tome el poder, ¡lo primero que hará es lidiar con nosotros!
Cristian enarcó las cejas, tomó un sorbo de vino tinto fingiendo estar relajado y dijo con frialdad:
—Mamá, sé muy bien que Lucas nunca se ha llevado bien con nosotros.
Estaba cada vez más más ansioso por saber la expresión que pondría Lucas cuando mañana viera los titulares del periódico.
***
Después de dormir una noche en paz, cuando Olivia se despertó al día siguiente, Lucas ya se había ido.copy right hot novel pub