Nael, volvió a su habitación sintiéndose agotado y frustrado. No había planeado aquel escareo sexual con Vanessa, pero la pasión que se había desatado con aquel beso, lo había hecho perder la razón.
Le había extrañado su reacción, que llorara desconsoladamente lo había descolocado. Esa forma de llorar le rompía el alma.
Se desvistió y se metió bajo las sábanas, debía intentar descansar, el día había sido largo y agotador.
Podía jurar que había dormido un par de horas cuando una extraña sensación lo despertó. Aquellos sensuales labios estaban dejando un rastro de besos sobre su cuello para luego bajar a su pecho desnudo, un sedoso cabello acariciaba aquella misma desnudez en su pecho.
-¿Que...- un beso sobre sus labios lo interrumpió, aquella ávida boca se apoderaba de la suya. No, aquella no podia ser Vanessa. Su Vanessa era apasionada, pero que supiera; nunca tan atrevida como para tomar semejante iniciativa.
Logró cortar el beso, de inmediato las femeninas manos acariciaron su pecho y los labios volvieron a su largo cuello.
-Vanessa... un momento...detente- Haleine, se quedó fría al escuchar que la llamaba como a la inglesa. Quiso mostrarse indignada, pero de nada le serviría. Rápidamente se colocó a horcajadas sobre él, restregando de manera sensual su delicado cuerpo, contra el duro y musculoso cuerpo masculino.
-No soy la insípida inglesa- dijo a la vez que un ligero gemido escapaba de su boca, al sentir aquella sensual fricción en la sensibilidad de su ser- esta noche es para divertirnos, Alteza.
Aunque ya lo sabía, poder certificarlo lo dejaba un amargo sabor de boca.
¡Sabía que aquella no podía ser su dulce Vane!
Su Vanessa, no podía ser aquella mujer que con descaro buscaba fricción contra su cuerpo.
-Yo...- con delicadeza y un poco de firmeza la tomó de la cintura y la colocó junto a el, sobre la cama. Rápidamente salió del lecho y buscó con que cubrir su desnudez- lamento esto... lo mejor sera que vaya a sus aposentos, señorita LeBlanc.
-No tiene nada que lamentar, Alteza- se acomodó sobre el lecho- yo he venido por mi propio pie. Vuelva conmigo a la cama- añadió seductoramente- le aseguro que la pasaremos increíble.
Nael, no sabía que decir, aquella joven era bastante...¿Occidental? Por decirlo de alguna manera.
¿Como rechazarla sin ofenderla? Estaba en grandes problemas.copy right hot novel pub