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Red Mortal

Alejandra

La vida dicen que se edifica con trabajo y esfuerzo, y que se desmorona con desaciertos y tropiezos. Yo había dado por lo menos cincuenta pasos y unos diez tropiezos. No sonaba nada justo, que por ello mi vida, fuese a deshacerse de esa manera en un dos por tres. No las torres gemelas cayeron tan rápido como mi vida.

Tomo el computador. Abro mi chat. No quiero leer aquellos mensajes. Solo escribiré uno. Ese que les hará entenderme u odiarme un poco más. No lo sé. Hasta ahora algo que no he comprendido es el cerebro humano. Porque cuando mereces elogios, recibes ofensas y cuando mereces ofensas, recibes elogios.

Nunca entenderé por ejemplo, ¿cómo dan pena de muerte a un hombre por asesinar a una mujer que traicionó a su marido y cómo piden legalizar el aborto?

¿Dónde hay más traición, en la mujer que engaña o la mujer que se traiciona a su propio hijo?

No quiero parecer filosófico. Sólo un poco humano.

No perderé más tiempo. Escribiré el mensaje y cerraré el chat. Mientras escribo, continúan llegando mensajes como una ráfaga de ametralladora, en los video juegos.

“Nunca quise ser, quien soy”

Aquella frase me devuelve a mis años de infancia. Mi padre nunca estuvo, no sé quién era realmente. Mi madre me crió sola, sin ayuda de ningún hombre. No tuve una figura paterna y eso tal vez me hizo desconocer muchas cosas que como hombre debía saber. Pero también estaba el hecho de que mi padre me sobreprotegia y controlaba todos mis movimientos para evitar, según ella, me descarrilará.

Ese carril siempre me llevó por un camino que no escogí. Y en ese mismo camino aprendí de forma errada sobre el amor, el sexo y las drogas.

Una revista mal puesta en la casa de mi tío, me dejaba ver mujeres desnudas, sintiendo placer con cosas algo desajustadas de la realidad. Mi primer película porno, la vi con Estevan, un vecino, cuyos padres nunca estaban en su casa; era mayor que yo. Y yo era realmente tímido y algo inseguro de mis genitales.

El de él parecía más grande en tamaño y grosor que el mío. Luego entendí que era porque el suyo estaba erecto y el mio no.

Luego que conocí a Mariam implementé algunos de esos conocimientos sobre sexo. Ella muchas veces se negaba a experimentar cosas que yo deseaba sentir. Por ejemplo la sodomia, ella no quiso nunca y por ello, mientras terminaba algún recital y los poetas más intelectuales bebían y conversaban de sus obras; yo me llevaba alguna poetisa al baño y la penetraba como quería.copy right hot novel pub

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