Modo oscuro
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Red Mortal

Un sueño muy real

Cuando Alicia iba de regreso a su apartamento sintió un raro escalofrío recorrerle la piel. Por un momento creyó ver caminando por una de las aceras a Carlos.

Estaba tan angustiada que parecía verlo por todos lados. Su corazón comenzó a latir rápidamente cuando vio al chófer del Uber, cruzar la esquina que la llevaría justo hasta al lugar donde cayó el cuerpo de Carlos.

Aún quedan restos de sangre, de su sangre. Es doloroso para ella ver aquello y revivir los instantes en que fue feliz a su lado. Carlos era su amigo, siempre le ofreció su apoyo incondicional, por eso cuando ella salió antes que él del país, decidió ofrecerle ayuda para que él también saliera de aquel caos social.

El auto se detuvo, ella bajo y se quedó paralizada frente al edificio. Por algunos instantes regresó a su mente el momento en que bajo las escaleras y salió rumbo al supermercado a comprar la comida y las cajetillas de cigarro.

Fue imposible no sentirse culpable de haber salido y haberlo dejado allí, solo y angustiado. ¿Por qué no le dije que me acompañara? ¿Por qué no le pedí que fuera él? ¿Por qué tuvo que abandonarme? Todas esas preguntas rondan en su cabeza y la aturden al punto de no poder sacar de su mente, ese instante que pudo haber sido diferente si…

Respira profundamente y entra al edificio. Sube por el ascensor. Entra y por la ventana que da al balcón se curla una brisa fría. Se estremece y camina hasta allí, por primera vez siente miedo de estar en aquel lugar donde Carlos decidió acabar con su vida.

Cierra el ventanal y camina hasta su habitación. Se sienta y comienza a ver las redes desde su Iphone. Es doloroso ver como hacen leña del árbol caído. Es triste ver como un hombre como Carlos con tanto que dar, había sido derrotado por la infamia y el odio que aquella perra había esparcido por las redes.

Pensativa cierra los ojos, y recuerda la tarde en el patio de la universidad. Oscurecía, ya todos se habían marchado luego de las canciones, los poemas y algunos tragos, sólo estaba Carlos y ella a su lado. De pronto sintió mucho frío y él se quitó su sudadera gris para cubrirla un poco. Ella sintió sus manos, brindándole el calor que necesitaba. Se recostó de su hombro.

Él le leyó un poema de Becquer mientras compartían la cola de un cigarillo:

Amor Imposible

Tú eras el huracán y yo la alta

torre que desafía su poder:

¡tenías que estrellarte o abatirme!…

¡No pudo ser!

Tú eras el Océano y yo la enhiesta

roca que firme aguarda su vaivén

¡tenías que romperte o que arrancarme!…

¡No pudo ser!

hermosa tú, yo altivo; acostumbrados

uno a arrollar, el otro a no ceder;

la senda estrecha, inevitable el choque…

¡No pudo ser!

De pronto él la miró con ternura y sonrió. Ella no pudo evitar acercarse a sus labios y provocar aquel incendio que había estado evitando desde que lo conoció. Para ella, él era un hombre muy especial, inteligente, sensible y único.

Sus labios se unieron en un beso intenso. Y sus manos se unieron al festín. Ella sintió sus brazos y su cuerpo cerca al suyo. Deseaba tanto estar así.

Repentinamente, Carlos se detuvo de besarla y acariciar su cuerpo. La miró fijamente.

–Disculpa Alicia, no fue mi intención

–No tienes porque disculparte Carl, yo también me dejé llevar.

–Debieron ser los tragos.copy right hot novel pub

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