Ver las noticias había causado que mi dolor de cabeza empeorara, al igual que mi ánimo.
En toda mi vida no recordaba un momento en donde prefiriera quedarme en cama y no hacer nada, no matar toda la energía que vibraba por mi cuerpo. Pero ahora, ahora no tenía tal energía.
Había desistido de la vida. No porque Lykar me hubiera ganado, mi batalla la había perdido en el momento en que le di la espalda a Jack. Ahora era una cuenta regresiva, esperando que me encontrara y se cobrara mi traición.
Alguien tocó a la puerta de mi pequeña habitación, siendo ya la cuarta persona en la mañana. Me había negado a responderle a Ferz, Xoé y uno de los lacayos de Mark quienes vinieron a apremiarme para la prueba que me esperaba. Ya iba 2 horas tarde y no tenía ni la mínima emoción por ir.
Al tercer toque, la persona al otro lado de la puerta se dio cuenta que no le iba a dar respuesta alguna pero a diferencia de las otras tres, no esperó pacientemente unos minutos antes de retirarse, este abrió la puerta, la empujó hacia un lado y se apoyó en el marco de la puerta.
- Buenos días. – saludó Nick viéndome acostada en la cama fulminándolo con la miraba por su intromisión. Claro que ni privacidad podría tener en este lugar, fui idiota de creer que al menos eso me daría Lykar.
- ¿Qué quieres?
- Empecemos con que te levantes. - dijo guardando la llave con la que había invadido mi privacidad en su bolsillo. Me cuestionaba que tan difícil seria quitársela, mi pierna se sentía ligeramente más fuerte, pero el resto de mí... Había visto mejores días.
- Lykar me dio el día, si quieres le preguntas. – mentí solo con el propósito de deshacerme de él.
- ¿Ah sí? ¿Ya empezó a tenerte compasión? – lo miré entre la burla y la rabia como única respuesta pero no me pareció suficiente al verlo sonreírse triunfante. Se desenrolló de su posición y pasó dentro de la habitación, solo un par de pasos hasta que lo consideró prudente.
- Tú y tu equipo pueden irse al infierno. Igual no estoy aquí por ustedes. – respondí en ademan de que no era bienvenido.
- ¿Y por qué estás? – dijo acercando un silla del pequeño escritorio blanco a juego con todo lo demás para sentarse con las piernas cruzadas. No se iría fácil, aunque las preguntas que estaba haciendo eran fáciles de responder.
- Ese bastardo me implantó una bomba. – dije con los dientes apretados. De todos modos, no había razón de ocultárselo, él lo había visto en primera fila.
- Sea lo que sea qué me implantó lo hizo a la mitad de mi espalda para que no lo pudiera retirar por mí misma. Intenté salir a tomar aire anoche, y lo último que recuerdo de eso fue caer de rodillas frente a la acera convulsionando. ¿Te parece una excusa? – pregunté mirándolo a los ojos. No es que estuviera pidiendo su compasión, solo quería que alguien supiera que no estaba jugando a ser ruda porque sí.
Se movió algo inquieto y me observó cómo tratando de descifrar si era cierto o no lo que decía.
- Lo siento mucho. – se disculpó acercándose y sentándose una esquina de la cama dejando suficiente espacio entre nosotros. - ¿a dónde querías ir de todas formas?, ¿has escuchado las noticias?
- No me las recuerdes. – dije pensando en cómo estábamos al borde de un colapso energético.
La red eléctrica no había dejado de presentar fallas hacia un mes antes de nuestra llegada provocando explosiones de energía en las fronteras de la ciudad y en todo el edificio. La ciudad se mantenía en una constante zona de alerta por lo mismo y no era seguro salir.
Por otro lado, los regeneradores de energías no eran suficiente para abastecer de electricidad los 80 pisos de la Delief, ni que decir de cargar las costosas bombas de oxígenos que nos daba esa aura de estar en un ambiente limpio. Así que quería disfrutar este momento de paz por lo que me quedaba antes de esta ciudad se cayera en pedazos por cuarta vez desde la primera exterminación si no conseguían el presupuesto o el material suficiente para suplir sus necesidades.
- Pues tal vez este sea tu lugar seguro, muy bonito tengo que decirlo. – observó alrededor con cierta admiración y desagrado mezclando en una mueca en su cara. Había escuchado que ellos dormían en una plaza compartida sin buena ventilación.
- Pero no nos durara mucho, no si no hacemos algo pronto. – dijo apoyando su codo sobre la cama, poniéndose muy cómodo.
- ¿Y qué quieres exactamente que yo haga? – dije con escepticismo.
- Quieras o no, tendrás que salir en algún momento. Soy yo o tu eterna crisis existencial, y esa no te llevara a ningún lado – aseguró, lo que causó que riera a pesar de mi insomnio.
Me hinqué en mis codos para mirarlo mejor, estaba esperando pacientemente por una respuesta pero no tenía alguna. Sabía que tenía razón pero...
- Solo danos la oportunidad de decepcionarte como tanto lo esperas, y que nosotros podamos decepcionarnos de ti también. – dijo con una sonrisa burlona asomando en el orillo de su boca. Intuía que no me caía bien ninguno de ellos, y estaba en la razón también.copy right hot novel pub