- Buena suerte pequeñita. – una voz resonó por toda la habitación logrando que un tintineo de cadenas despertara. Miré alrededor buscando por alguna cámara pero la sala se encontraba débilmente iluminaba.
- ¡Mark!- grité con tanta furia que desgarró mis cuerdas vocales mientras me levantaba con dificultad. Sentía la sangre emanando de mis rodillas y las viejas cicatrices abrirse por la caída, sangre caliente que pronto había ocupado el lugar del abrazador sosiego que emanaba de mis músculos apenas unos minutos atrás.
Solté un suspiro tratando de controlarme, aun cuando estaba a millones luz de eso.
- espero que recuerdes que no lo quisiste fácil, que tu empezaste esto. – dije golpeando la puerta con fuerza como si eso sirviera de algo más que debilitar mis propias manos.
Las cadenas volvieron a sonar y esta vez me giré para encararme al causante del sonido. Apenas si tuve un segundo de reaccionar cuando algo se abalanzó sobre mí, sus fauces abiertas pronunciando un grito que desgarró mis tímpanos. Caí sobre mi trasero y me alejé hasta golpear mi cabeza contra la puerta.
Fui muy consciente esta vez de todas las heridas que cubrían mi cuerpo, cada una de ellas, y en la forma como latía y demandaban mi atención pero mi miedo me tenía agazapada en el suelo.
Cubrí mi cabeza con mis brazos cuando sentí el empuje otra vez de la bestia sobre mí, no lo suficiente para alcanzarme pero si para gotear veneno sobre mi piel. Rodé a un lado con tanta impaciencia que mis rodillas gimieron de dolor tratando de alejarme, pero tropecé cuando la bestia soltó un grito tan estridente que retumbó en mis oídos y volvió a embestirme, no podía alejarme lo suficiente de su boca y no tenía arma alguna para defenderme.
La bestia gritó por mí tratando de acercarse pero algo se lo impedía, aun así me mantuve abajo, tratando de alejarme, luchando con la poca fuerza que me restaba. Tomé la navaja de mi bolsillo pero se me resbaló por la sangre ajena que me cubría, como última opción lo pateé tan fuerte como pude ganando unos centímetros entre la bestia y yo. Me volví a un rincón oscuro de la habitación donde me golpeé con otro cuerpo.
Mi cuello crujió cuando me gire a verlo pero este estaba casi inerte, solo el bajar y el subir de su pecho me daba señas de que todavía respiraba, y no olía como la bestia que me había atacado.
Mi corazón no bombeaba suficiente oxígeno a mis extremidades pero en cambio el veneno tenía su propio son, quemando profundo sobre mi piel y expandiéndose.
Pronto empezaría a delirar si no conseguía reestablecerme, el virus era conocido por volver esquizofrénico a sus huéspedes. Tenía que mantener la calma. Pero me era tan malditamente imposible, por eso Mark me había tratado duro antes, porque sabía que "Estos" amaban la sangre caliente corriendo por nuestros cuerpos.
Me mordí la lengua en un intento de dejar de temblar y me levanté en mis rodillas tratando de mantenerme estable.
La bestia había retrocedido por lo que veía ahora eran cadenas, de un grosor de al menos 10 centímetros e igual de resistente para contener los bruscos movimientos del Rousker frente a mí.
Me puse de pie pero caí en mis inestables rodillas de nuevo.
Las luces restantes se encendieron y observé con mayor claridad al monstruo frente a mí. Un sonido gutural escapó de sus resquebrados labios y se movió todo lo que las cuatro cadenas que lo sostenían le permitían.
Tenía la piel grisácea y dura como el granito, entretejida entre sus venas que le sobresalían del cuello y miles de cicatrices. Estaba en una etapa avanzada de infección, más difíciles de contener todavía.
A este punto se volvían esquizofrénicos y letales, con la fuerza de un hombre grande y mucho más. Este se había alimentado bien y no sería fácil matarlo.
- ¿tienes miedo, pequeñita? podríamos hacerlo más divertido - la voz burlona de Mark sonó por la habitación sacándome temporalmente de mi agonía para sumergirme en una más profunda. Donde el dolor se trasladara a mis entrañas. – escuché que en realidad te divertiste mucho matando a Angelo.
Las cadenas tintinearon un poco y no hizo falta para levantar la miraba para saber que había aflojado la presión que sostenía al Rousker. Aun cuando quise encogerme en un rincón de nuevo me mantuve derecha sobre mis rodillas, tratando de controlarme lo suficiente para estar de pie.
Este era una prueba, y en las pruebas el sujeto nunca moría hasta obtener los resultados esperados.
Dolía. cada respiración que daba y mi cuerpo entero se negaba a responder pero tenía que ser valiente. Donde había nacido solo quedaba prostitutas y ladrones.
Yo no lo era, Jack había hecho de mí más que una cobarde.
Hubo un gemido detrás de mí y me giré para contemplar mejor a una Xoé tendida en el suelo en un charco de orina. Estaba medio inconsciente y con el rostro sucio de lágrimas y veneno. Como si hubiera intentado defenderse sin mucho éxito.
Tal imagen hizo que se me revolviera el estómago y me arrodillé frente a ella, tomándola por los hombros para que despertara.
- Xoé, despierta. – le abofeteé no tan ligeramente hasta que sus ojos se abrieron, mirando alrededor perdidamente.
Sus ojos cayeron sobre la bestia detrás de mí y se empujó hacia atrás con todas sus fuerzas.
- Por favor, no. Sácame de aquí. Mark. – le rogó, mirando hacia todos lados. Sus chillidos hacían que la bestia se sobresaltara más y me di la vuelta para ver como los grilletes rompían sus muñecas mientras se resistía.
- Ponte de pie, vamos. – traté de jalar por un brazo a Xoé pero negó frenéticamente encogiéndose lejos de mi agarre.
- Es fácil, solo tienes que acercarte al Rousker y la dejaré salir.copy right hot novel pub