Había pasado dos horas desde aquello, y me negué a ser atendido por alguien más. Como diría Vidra: "estaba que mordía"
Atenderme a mí misma me reconfortó en cambio, estaba acostumbrada a hacerlo y fue algo en lo que Jack puso bastante énfasis en mi educación. Que no dependiera de ningún doctor cuando estuviera sola. Aunque fue malditamente difícil hacerlo en mi estado actual.
Aunque no había mezcla alguna de químicos que bajara mi dolor de cabeza, y ya había ingerido una cantidad no recomendable de ellos para proteger mi sistema inmune, gracias a persuadir muy bien a uno de los médicos asistentes y una que otra amenaza de matarlo. Tal vez hasta el momento me creía una Jefe. Me habían dejado en una pequeño cubículo en el área de enfermería sola con un pequeño suministro y de vez en cuando alguna cabeza se asomaba por la cortina blanca viendo cómo iba todo, sin atreverse a acercarse mucho por la miraba que le daba.
Terminaba de vendar la herida en mi pierna cuando vi a Xoé acerarse. Llevaba otra ropa, pantalón y camisa algo informal y cómoda y se había secado las lágrimas, aunque las marcas todavía permanecían en su cara. Tomó un taburete y se sentó frente a la camilla en la que me encontraba.
- Hola – dijo algo cohibida.
- No quiero que me agradezcas nada, me conformo que me dejes sola. – dije terminando mi trabajo y rompiendo la venda sobrante. Era difícil solo teniendo el brazo derecho para hacerlo, tenía el otro brazo todavía sin vendar esperando que el fuerte antibiótico que me había puesto desinfectara la herida. Estaba registrando nuevos niveles de dolor que apenas si mantenían mi pulso estable.
Miró alrededor de todo el desastre de material médico en el que me encontraba mientras sus mejillas se encendía.
- Lo lamento. – dijo, y antes de que pudiera aclararle que no me importaba continúo: - ya debes de saberlo, soy humana. Mark me encerró allí desde esta mañana para desquitarse por que no te habías presentado y yo...Me volví loca pensando que en cualquier momento saltaría sobre mí.
- vengo de una parte del pacifico al que nadie le importa. Mis padres eran campesinos, humanos, a ellos no les tocó la suerte de la rueda genética y a mí tampoco. Pero necesitaba salir de allí. Mark lo sabe, y por eso quiere deshacerse de mí. Por qué no soy lo suficiente pura o no sé qué mierda para estar al frente. – se desahogó, con tanta pena que me hizo sobresaltar y levantar la miraba. Respiró profundo intentando desahogarse pero realmente no se veía como eso, Parecía como si su carga se hiciese más pesada.
Ignoraba mi atención sobre ella, tal vez le avergonzaba. Por otra parte sabía que no eran más que excusas sobre excusa sobre su cobardía pero ya estaba cansada de hacer drama.
- No te juzgo. – me encogí de hombros. Bufó cruzándose de brazos para nada complacida.
- Veo como me miras, como lo haces ahora.
- Pues... Mark tiene razón, es peligroso. Tienes un 80% de probabilidad de que el aire que respires allá afuera acabe con tus pulmones, así que no me jodas haciéndote la chica dura. – le aclaré.
- Lo sé...
- Y te juzgo porque, aun así no eres valiente. Ponerte un traje y saber disparar no basta. – dije ofreciéndole la misma sinceridad que ella me había ofrecido, tal vez siendo menos dura de lo que en realidad quería ser pero era difícil concentrarme en ella y el dolor de mi brazo.
- lo sé. – repitió con la voz apagada. Daba lastima a decir verdad. Era bonita, joven, tal vez de unos 20 años sin cumplir todavía y con toda ese rimel negro y cabello pintado con rojo tratando de lucir como una Smooker. Pero le faltaba la chispa en sus ojos marrones, su cuerpo todavía era demasiado flácido. Hasta podía saberse que era una humana por el tono y la calidad de su piel.
- Quiero ser una Smooker.copy right hot novel pub