Kale
Despierto por los rayos del sol, y un pequeño peso en mi pecho, miro a Violet a mi lado, su cabeza recostada en mi pecho, su cabello negro cae a los lados de su cara, sus labios entre abiertos le da un aspecto dulce y tranquilo, mi Luna definitivamente es perfecta, y que haya llegado a mi vida, fue cosa de suerte.
La miro una y otra vez mientras duerme, y me dirán psicópata pero espere este momento por mucho tiempo, más que tuvo que pasar al menos una semana para que pudiera por lo menos abrazarla, y las ganas de besarla no cesan en todo el día.
La manada no será la misma, desde que ella llegó, sentí que algo iba a cambiar, no sabía qué, pero algo cambiaría, lo único que tenía claro es que debía protegerla y amarla, porque no sé hasta cuándo la tendré, no quiero que lo de Maya se repita, por eso espero tenerla para toda la vida.
Miro como mi bella Luna abre sus preciosos ojos azules parpadeando para acostumbrarse a la luz que se cala por las cortinas y dirige sus ojos hacia mí, curva una ligera sonrisa que conforta mi alma y me alivia, porque sé que no me es indiferente, ella siempre tiene una seriedad muy característica de ella, pero desde hace unos días atrás ya no es tan arisca conmigo.
— Buenos días Kale — suelta un bostezo y mira que aún está recostada en mi pecho, de golpe se intenta separar de mi pero la tomo por la cintura pegándola más a mi.
— Buenos días Violet— respondo dándole un beso en la frente.
Miro sus mejillas ruborizadas y sonrió ampliamente.
— Veo que dormiste bien —- me burlo haciendo que me dé una mala mirada.
— De maravilla —- dice volviendo a cerrar sus ojos.
Sus preciosos ojos azules que te hacen sentir que estás en el mar.
Porque a pesar de su fría personalidad, yo si podía ver cómo su extraño y frío corazón se derretía ante mí, así como ella hacia que el mío se ablandara tras una de sus sinceras sonrisas.
— Hoy iremos a entrenar —- digo mirándola, ella al escucharme abre de golpe sus ojos y se levanta.
—¡Por fin! ¡Vuelve la acción! —exclama en voz alta haciendo que la mire con una ceja levantada.
Me fijo en su cuerpo bien proporcionado, trae un mono de dormir negro suelto, que le llega hasta los talones, una camiseta sin mangas y sus pies descalzos, sin contar de su cabello enmarañado.
Una belleza.
— ¿Vuelve? —- pregunto confundido.
Ella asiente entusiasmada.
— Antes de venir aquí, mi padre me enseñaba técnicas de combate. Boxeo, algunas llaves y claro, defensa personal.
Explica enumerando con sus dedos.
Puedo notar la estrecha relación que mantenían, mi padre siempre fue cercano a mí, me enseñó todo lo que se, y separarme de el cuándo tuvo que irse, a pesar de ser un adulto y Alfa, fue algo duro para mí, lo extraño, siempre fue mi ejemplo a seguir.
Escuchó el sonido de la ducha sacándome de mis pensamientos, avisando que mi Luna estaba preparándose así que yo haré lo mismo.
(...)
Luego de prepararme para el entrenamiento de hoy con los guerreros y mi Luna, fui al comedor donde escucho unas peculiares carcajadas, me acerco sigilosamente y al entrar completamente veo a Violet, Zahira y Megan, las tres sentadas juntas, ríen por algo que no tengo la más mínima idea, pero es que la sola escena frente a mis ojos me deja aturdido, sólo porque esta mi ex, que Megan odiaba a muerte y mi mate, todas riendo juntas como viejas amigas.
«Mujeres»
Escuchó a mi lobo decir.
Y concuerdo.
Ellas dejan de reír y al notar mi presencia hay distintas reacciones:
Megan, estalla otra vez a carcajadas
Zahira, mira a Violet divertida.
Y mi Luna, se sonroja mirándome.
Que linda.
Me acerco a ella y me siento en una silla a su lado ella mira cada uno de mis movimientos pero decido hacer algo más divertido.
La separo de la mesa y la cargo por sus muslos y espalda, me siento otra vez y ella sobre mí.
- ¡Oye! - chilla incómoda por la mirada pícara de las dos chicas frente a nosotros.
- ¿Qué te parece si comemos así por hoy? - pregunto sonriendo, mirando su reacción, esta sin decir nada solo asiente tímida
Minutos después la charla fluyó con naturalidad haciendo que Violet se relajara en mis brazos y comiera tranquila.
Nos dirigimos al centro de la manada donde cada día era el entrenamiento, yo llevaba un pantalón deportivo y una camiseta, mi Luna iba vestida con un mono deportivo que se amoldaba a sus piernas y una franela de tirantes, esto me enojaba un poco por la mirada que le dirigían algunos chicos, pero no iba a decirle que usar, si lo hacía, con el carácter de Violet seguro echaba a perder todo el avance que había tenido.
Ella era hielo, duro y frío, pero era como el fuego
Ardiente.
Porque si, el hielo quema, arde, incluso peor que el fuego.
Y yo no sabía si quería quemarme.
— ¿Comenzamos o te quedarás parado mirándome? —pregunta ella con seriedad.
Uy, me ha salido ruda la chica.
— Comenzamos, pero primero, déjame ver lo que sabes —- la reto con la misma seriedad que ella utiliza conmigo.
A nuestro alrededor todos nos miran atentos. Mi Luna me da una mirada retadora y se acerca a mí.copy right hot novel pub