Lisa y Manuel caminaron por la playa con los zapatos en las manos y los pies hundiéndose en la cálida arena. Manuel, llevaba las compras que habían realizado con la intención de pasar un día diferente y agradable.
-El mar siempre me ha transmitido paz- dijo ella.
-Igual a mi, me parece la creación más perfecta. Tan apacible pero fuerte, tan calmado pero con sus momentos bravíos. El mar es como una mujer- Lisa sonrió y frunció el ceño- no me mires así, es cierto. Las mujeres son como el mar; increíblemente hermosas, de aspecto tranquilo y sereno, pero esconden un gran carácter. Sencillamente hermosas.
-Interesante- le respondió. Siguieron caminando en silencio hasta unas rocas que formaban una especie de pequeña cueva.
-Este lugar es perfecto- dijo él, es uno de mis favoritos.
-Es muy hermoso- le aseguró- debes pasarte horas aquí.
-Si, suelo venir a tocar el saxo por horas, eso complementa mi sensación de tranquilidad. No trajimos mantas, así que improvisemos. Manuel, se quitó la camisa y la extendió sobre la arena, a pesar de no ser muy grande acomodó las compras sobre ella. Lisa se quedó observando aquel magnifico torso; bronceado y bien formado. Un increíble calor se apoderó de su cuerpo, lo atribuyó al inclemente sol que hacía.
Después de que Manuel, acomodara todo sobre la camisa, la invitó a sentarse junto a él, ella obedeció de buena gana, con una enorme sonrisa.
-¿Algún día te escucharé tocar?- le preguntó.
-Si, quizás pudiera ser mañana. Podría invitarte a mi casa, te daré un concierto- Lisa, sonrió.
-Suena bien, ¿y pintar?, ¿podrías pintar algo para mi?
-Ese sería un enorme placer Lisa. Quizás pueda pintarte.copy right hot novel pub