Una semana había pasado desde aquella incómoda llamada, todo en casa de los Alcázar Castillo, parecía estar de maravilla, viviendo el placer de la tranquilidad familiar.
Lisa, amaba sentirse nuevamente cerca de su esposo, pero a pesar de que habían avanzado mucho, lamentablemente para ella, su esposo seguía sin tocarla más allá de arduos besos y tiernas caricias, quería acabar con eso, quería sentirlo piel con piel, quería sentirse nuevamente completa y absolutamente unida a él. . . un solo ser.
-Que tengas un buen día, mi amor- le dijo mientras acomodaba el nudo de su corbata.
-Muchas gracias, preciosa- le besó la punta de la nariz.
-¿Vendrás temprano?- le preguntó sonriente.
-Lo más temprano que me permitan un par de juntas- le dedicó una cálida sonrisa- te prometo que haré mi mayor esfuerzo para volver pronto.
-Lo sé. . . confío en ti- le dijo mientras se inclinaba para besarlo- excelente día, mi amor.
Se dedicó a divagar por diferentes locales, en busca de algún vestido lindo, sencillo y elegante que pudiese usar para la renovación de sus votos nupciales. Se topó con muchos, pero ninguno que terminara de gustarle del todo.
Decidió entrar en una linda y elegante tienda, sino encontraba el vestido, al menos debía preocuparse por encargar otras cosas necesarias para la fiesta. Quería algo sencillo, familiar, muy intimo, aunque no estaba segura de los planes de su esposo, seguramente él estaría feliz de complacerla.
Salió dos horas más tarde con una enorme sonrisa en los labios, se sentía tan feliz. Aquella noche le prepararía una sorpresa a Luis y seguramente no se resistiría a estrecharla entre sus brazos y al fin ceder a la pasión reprimida que había entre ellos.
Estaba por subirse a su auto cuando la tomaron violentamente de su brazo y la hicieron girar. Lisa, abrió los ojos enormemente y miró a un enfadado Manuel, que la observaba con ira reprimida, mientras que las aletas de su nariz se agitaban violentamente.
-Por favor, suéltame Manuel. Me haces daño- le dijo mientras intentaba librarse de su agarre
-¿Qué diablos haces visitando tiendas de novias?- le dijo con dientes contraídos y voz que siseaba al salir entre ellos.
-Deja de seguirme- lo miró seriamente- comienzas a asustarme, si sigues así pediré una órden de alejamiento.
-Me importa muy poco las órdenes que puedas pedir, nada, ni nadie, ni siquiera la policía me hará alejarme de ti.
-¡Ya basta, Manuel!- lo miró con ojos enormes, luego miró la mano que la sostenía con fuerza, para fijar sus ojos en los de él. Manuel, entendió el mensaje y a pesar de estar completamente furioso, la soltó.
-¿Qué haces visitando lugares de bodas?
-No puedo creer que ahora te dediques a seguirme Manuel, eso es obsesivo.
-¡RESPONDE!- gritó furioso.
-No es tu problema, ya no tienes nada que ver conmigo- le dijo nerviosa ante la mirada de él- pero te lo diré. . . He decidido renovar mis votos matrimoniales.
-¡NO!- gritó furioso, descargando un golpe contra el viento- ¡NO!, ¡NO!
-Suficiente Manuel, debes controlar tu ira. Fuiste tú quien preguntó.
-No puedes hacerme esto- dijo respirando con dificultad- no vas a renovar tus votos con ese imbécil, no lo harás Lisa.
-Ya deja de meterte en mi vida- gime ella con ojos cargados de lágrimas- por favor, déjame en paz Manuel, no me gusta tu actitud.
-A mi no me gusta que estés con él. Vamos Lisa, no quiero ponerme agresivo, será mejor que recapacites en cuanto a casarte de nuevo, será mejor que pienses en nosotros.copy right hot novel pub