-Voy a salir de aquí, con o sin tu permiso- dijo una temblorosa Lisa- y el sacerdote viene conmigo.
-Al único lugar que irás es a cambiarte, pensé que ya estabas lista, pero como hoy tengo tan buen humor, te daré diez minutos para que estés lista, solo diez.
-Hijo mío, recapacita. . .
-Cállese padre, que no le he pedido su opinión- lo apuntó con el arma- vamos Lisa, toma el vestido y ve al cuarto de baño.
-No- dijo intentando sonar firme.
-¡TOMA EL MALDITO VESTIDO, AHORA!-gritó tan enojado que Lisa, dio dos pasos atrás. Al verse apuntada por el arma. Entonces tomó el vestido, lo abrazó y se lo quedó observando- me has despreciado mucho, querida Lisa. Cambiaste tu número, para asi evitar mis llamadas, debo confesarte que eso me dolió profundamente, te amo, de eso no hay dudas, pero comienzo a perder la paciencia, tienes diez malditos minutos para vestirte antes de hacerme enloquecer. En el cuarto de baño hay maquillaje que compré para ti, quiero que estés hermosa. Ahora, apresúrate cariño, no tenemos todo el día, el padrecito debe marcharse para que podamos tener nuestra luna de miel- sonrió con malicia. Entonces Lisa, tomó el vestido con mas fuerza y corrió al baño.
Se observó en el espejo y contuvo sollozos. Manuel, se había vuelto loco, esta demente y ahora estaban a su merced, lo que era aterrador, miró a su alrededor y no habían ventanas, no había nada con qué defenderse.
Se cambio con rapidez, era un lindo vestido, hubiese sido más hermoso si las circunstancias fuesen otras. Recogió su cabello en un moño y colocó su velo, se observó y estaba perfecta, pero sus ojos llenos de un miedo atroz.
Solo rogaba para salir con vida.
Salió al encuentro de Manuel, no quería hacerlo enfadar más.
-Estás preciosa- caminó hasta ella y la encaró, mirándola fijamente a los ojos.
-Manuel, por favor, detén todo esto.
-Tranquila nena, son los nervios de la boda, pero no debes temer, seremos felices- la tomó de la cintura y ella colocó una mano en su brazos.
-Manuel, está mal. . .no debes hacerlo así.
-Aunque estás muy linda, me encantas más con el cabello suelto- ella gimió frustrada de que él ignorara sus palabras- solucionémoslo. -Elevó sus manos y comenzó a deshacerle el moño. Arrojó el velo a lo lejos y peinó su cabello suelto para dejarlo caer libremente.- me encantas- le dijo sonriendo. Ahora ve y siéntate sobre la cama.- Lisa, obedeció en silencio.- me tome la libertad de tomar tu nuevo celular- se lo mostró- porque aunque parece que todo esta listo, no es así.copy right hot novel pub