Lisa, se aferró con más fuerza a la débil mano de su pálido esposo. Se veía tan vulnerable, que Lisa sentía como su propia vida se iba con la de él. Tenia la convicción de que si sostenía su mano con fuerza, quizás pudiese darle algo de su calor, de su vida.
-Tienes que salir de ésta- le susurró acariciando su cabello- por favor, mi amor. . .tienes que vivir, no me lo perdonaría ni en mil años- gimió- no soportaría otro golpe así, mi corazón no aguanta más Luis Francisco, no me dejes sola, te lo ruego.
Habían pasado tres días desde que Luis Francisco, recibió aquel disparo que le dio Manuel. Afortunadamente pudieron llegar al hospital a tiempo, gracias a que la ambulancia llegó pronto. Pero Luis Francisco, había perdido demasiada sangre, por lo cual necesitó un par de transfusiones, a eso se le añadió que la bala estaba alojada peligrosamente cerca de su corazón, por lo cual necesitó de una intervención quirúrgica muy riesgosa de la cual pudo salir victorioso después de diez largas horas en quirófano.
Ahora, no había más que esperar su recuperación, lamentablemente él no había reaccionado aún y eso estaba acabando con los nervios de Lisa. Los médicos aseguraban que la mayor parte del peligro había pasado ya, pero no le daban la certeza de que él viviría, ya que muchas cosas podrían complicarse.
Desafortunadamente Manuel Beltrán, no tuvo la misma suerte los dos disparos propinados por Lisa, terminaron por arrancarle la vida, murió desangrado intentando ganar la atención de Lisa, mientras gemía cuanto la amaba y repetía constantemente su incredulidad, ante el hecho de que ella le hubiese disparado.
Lisa, se sintió terriblemente miserable, había asesinado a un hombre con el cual compartió buenos momentos. Pero ese hombre se había vuelto loco, había perdido la cabeza completamente. Se sintió doblemente culpable al pensar que nada de aquello hubiese ocurrido, si ella no hubiese flaqueado ante la tentación, si se hubiese mantenido firme y no hubiese engañado a su esposo, ahora era demasiado tarde para lamentarse.
Lo cierto era que la habían dejado en libertad, era cuestión de su vida o la de él y así lo habían tratado, además fue horrible descubrir la clase de hombre que en realidad era Manuel. Si era músico y bohemio, un nómada si destino, pero sus motivos eran ocultos y macabros.
Resulta ser que era un hombre buscado en Estados Unidos, por asesinar a su ex esposa, aseguran que fue un crimen pasional, ya que la encontró en la cama con su amante, al cual también asesinó, lo que trajo como consecuencia de que lo buscaran por doble homicidio. Además, la policía aseguró que él no tenía a su madre con vida, pero que la señora había muerto hacia ya más de veintitrés años y no tan recientemente como él aseguraba, efectivamente la tumba que visitaba era la de su madre. Lo que quería decir que después de casarse y vivir en estados Unidos y asesinar a esas dos personas, había vuelto a España, la policía jamás imaginó que él volvería al lugar de donde salió, parecía muy poco inteligente e improbable, pero resulta ser que fue precisamente el lugar a donde Manuel Beltrán, fue a parar. Lo cierto es que desde pequeño había presentado una conducta bastante particular, fue tratado por un psicólogo desde temprana edad, al parecer siempre había sido una persona muy perturbada emocionalmente.
Aquello no la hacia sentir mejor, había asesinado a un hombre, y cada vez se sentía peor, su hermoso rostro y sus palabras dulces la envolvieron, terminó abriéndole las puertas de su vida a un sociópata. Pudo haber asesinado a todos, hasta al pobre sacerdote.
¡Qué horror!
-Deberías irte a descansar un poco- susurraba Linda, que entraba en la habitación.
-No me moveré, Linda- dice firme- quiero que cuando abra los ojos, me vea junto a él, como siempre ha debido ser, a su lado en todo momento.
-Lo sé, pero debes descansar un poco Lisa, eso no te hace bien. Te prometo que Saúl y yo, nos quedaremos, junto con mamá. Los padres de Luis fueron a ducharse y vuelven, haz lo mismo. No le dejaré solo- le colocó una mano en el hombro- estaré a su lado desde que te vayas hasta que vuelvas.
-No- negó firmemente.
-Lisa, por favor. . .
-Si fuese Saúl, el que estuviese en cama, ¿te marcharías?- Linda, guardó silencio, porque no podía afirmar aquello. Si el caso fuese al contrario, al igual que su hermana, ella estaría pegada a su esposo sin moverse ni un instante- eso supuse- dijo Lisa.
-Solo me preocupo por ti- dijo triste.
-Lo sé y lo agradezco, cariño.copy right hot novel pub