...Dos meses más tarde...
Jamás pensé que mi boda sería tan grande, hay muchísimos invitados observando cómo camino hacia el altar completamente emocionado por ver a mi amado tan feliz. Al nada más verme su rostro se iluminó, de hecho, cuando lo tuve frente a mí, sus hermosos ojos se dilataron y como no podía besarme, al menos no hasta el "puede besar al novio", tuvo que besar mi mano de una forma tan dulce que sentí lo que merecían remolinos en el vientre, es imposible que aquel cosquilleo sean mariposas.
No cabe duda de que ambos estamos muy felices, dar este paso es muy importante para nosotros, aunque sabía que a él le hubiese gustado ser acompañado por su padre.
Eso fue lo único que lo mantenía triste, de todos modos, hoy ha recibido demasiadas felicitaciones y ninguna era de su padre. Por suerte su madre llenaba el vacío que su padre dejaba, ella mejor que nadie sabía que si hubiese estado en nuestra boda, se hubiese sentido muy orgulloso.
Cuando finalizamos la ceremonia de nuestra boda, no dejábamos de besarnos, quería disfrutar de sus labios y mantenerlo cerca de mí en todo momento, me sentía tan feliz, jamás hubiese imaginado que lograría tener un final feliz.
Cuando era niño, sabía que la felicidad para mí era algo imposible, fui criado bajo el concepto de "los sentimientos te hacen débil" por ende, jamás imaginé que llegaría este día, de hecho, estaba seguro de que moriría solo y sin familia.
Ahora todo es diferente, no puedo dejar de mirar a mi amado con felicidad, ya que sé que las promesas que me hace son totalmente verdaderas.
–Te amo...–le susurré al oído mientras bailábamos vals.
–Yo también...–me dijo con cierta diversión, por ello sonreí buscando sus ojos– te amo, mi amor...–terminó de decir atrapando mis labios.
Por supuesto que la luna de miel debía ser en un sitio lindo, así que su plan era llevarme a una pequeña isla llamada Bora Bora. Para llegar preparó todo para pagar un Jet privado, allí únicamente estaríamos los dos y claro, no podía desaprovechar mi oportunidad, las azafatas se fueron a otra zona del jet, así que...
–Amor– lo nombré subiéndome sobre sus piernas– quiero hacerlo...–susurré en su oído antes de depositar besos en su cuello.
–¿Aquí? –me preguntó con sorpresa, mirando en dirección a donde se encontraban las azafatas.
–Sí– respondí dejando una marca en su cuello.
–Pero nos podrían interrumpir– comentó, tratando de rechazar mi petición.
–No pasa nada, ya lo he hecho en un avión antes– le aseguré, por lo que rápidamente se puso completamente serio.
–Ya no quiero– me dijo mientras yo reía.
Ponerlo de humor era sencillo, el espacio que teníamos era bastante amplio para permitirme bajar mis besos por su cuello hasta acomodarme entre sus piernas. Víctor miró por la ventana ignorándome, sólo que naturalmente no me iba a detener por eso, más bien abrí la cremallera de su pantalón para sacar su pene y así meterlo en mi boca.copy right hot novel pub