Aleckey miraba con ternura a Minesa, su amada comía delicadamente la sopa que parecía una niña.
Ya era el medio día y todo el personal del castillo había sido informado sobre el embarazo de la reina.
Estaba feliz, sentía su corazón desbordar de felicidad, sus ojos brillaban cada vez que imaginaba tener a su hijo entre sus brazos.
Quería verlo dar sus primeros pasos, decir "papá" por primera vez y que ambos cabalgaran por el bosque como él solía hacerlo con su padre.
-¿Estas soñando? - susurro Esmeralda a su lado
Ambos estaban observando en el umbral de la puerta a Minesa con su padre.
-Siento miedo - soltó un suspiro pesado - no quiero perderlos, no quiero que esta guerra acabé con todo lo que amo.
-Aleckey, mi niño - la mujer acaricio el brazo de Aleckey - Tu eres fuerte. Ya verás que está guerra acabará y nuevamente la paz regresará. Yanet tarde o temprano morirá lo presiento
- Ahora necesito que el embarazo sea un secreto. Ve y diles a los del personal que, si se atreven a hablar, serán condenados por traición - susurro Aleckey
-¿Qué? - pregunto impactada Esmeralda - no puedes hacer eso Aleckey - la mujer seguía impactada, sentía los nervios consumirla. Sus manos empezaron a temblar y por primera vez tuvo miedo.
Miedo de Aleckey.
De aquel niño que crio, aquel pequeño que sonreía al ver el arcoíris.
A su mente vino el recuerdo de Aleckey. Cuando lo cargo por primera vez. Recuerda sus mejillas rosadas, sus pequeñas manos, su aroma.
Esmeralda no tenía hijos, pero en su corazón Aleckey era como su hijo.
Esmeralda había perdido a su esposo, pero consiguió sonreír gracias a Aleckey.
Su pequeño Aleckey.
-No te preocupes, nana. Solo comunícales mi orden - Esmeralda no dijo nada más. Asintió suavemente y salió de la alcoba real.
-Listo. Ahora descansa, mi niña.copy right hot novel pub