Podía al fin descansar por unas horas, Maximiliano y Luna descansaban plácidamente en sus cunas. Había tenido una mañana pesada, bañándolos, dándoles de comer y calmando el llanto de ambos, es difícil tener dos bebés que cuidar, pero eso a Minesa no le importaba ella era feliz al lado de Aleckey, su padre, sus hijos, Darkuk y de Jazmín.
Se sentía completa, aunque muchas veces llorará en silencio reclamando ante la noche a su madre.
Cuanto deseaba tenerla nuevamente a su lado, sentir su consuelo y su amor incondicional.
Con tantas cosas había dejado de ver a Durkak, su estimada vecina o hasta llegó a olvidar todo.
Todo lo vivido con Aleckey.
Hasta la violación.
En su soledad después de aquel trágico momento ella pensaba en su desdicha, en su padre y en el futuro que tendría si seguía casada con aquella bestia, aquella fría bestia de la cual su corazón le pertenecía.
Erthe se pasaba la mayor parte de su día cuidando a sus nietos a veces cuando no podía hacerlo se encargaba de cuidar el jardín, siempre recalca que se aburre fácilmente en el castillo así que buscaba una distracción.
Jazmín ella entrenaba con Aleckey para así vengar en la batalla a su amado Alexander, ella salía adelante a pesar de todo. En cambio, la princesa Darkuk vivía en su soledad, perdiéndose en los recuerdos del pasado.
Se había alejado de todos y pocas veces la veían caminar por los pasillos del castillo, otras veces se encerraba en la biblioteca a tocar el piano o se quedaba durante unos minutos a contemplar a los bebés en sus cunas.
No decía nada, solo los observaba en silencio para luego seguir en su soledad.
Aleckey junto a su madre intentaban animarla, pero Darkuk los alejaba.
Sabían muy bien lo afectada que estaba, pero era difícil acercarse a ella.
Ya nada le importa.
Nada.
Ni su propia vida.
Minesa la había visto tres veces en las cuales la pena ocupó su corazón.
La última vez pudieron evitar la guerra sin ningún contratiempo mientras que ahora sería difícil evitarla.
Solo deseaba vivir en paz.
Solo una vez.
-Mi reina - un sirviente se acercó a ella, hizo reverencia y extendió sus manos, en donde un sobre blanco relucía
-¿Qué es eso? - pregunto
-Esta carta llega para usted de parte de Yanet - Minesa la tomo con delicadeza -con permiso - esté se retiró de la alcoba
-¿Qué será? - susurro Minesa
Abrió con cuidado la carta y comenzó a leer.
"Minesa, tienen que tener cuidado ellos se preparan.
Luego de que vinieran a rescatar a Aleckey, nos mudamos. Vivimos escondidos cerca al castillo, Leopoldo últimamente está muy callado y alejado de todo.copy right hot novel pub