Arregló su corona y caminó hacia su ventana, en su mente solo rondaba un nombre Minesa.
Aquella muchacha era tan dulce y tan tierna, sus hermosos ojos cafés lo tentaban a perderse en ellos, su olor a miel y avellanas lo invitaban a tocar su piel.
El cuchicheó de la gente lo alteraba, quería volver aquella casa y seguir mirando esos hermosos ojos cafés, pero sus deberes como rey lo impedían de pasar tanto tiempo afuera.
Regresó con alegría, su bestia rugía con ferocidad, su corazón latía fuertemente y sus ojos brillaban.
Luego de dejar un cálido beso en la frente de Minesa se despidió de Dukak con la promesa de ayudar a Erthe Lompo, un maravilloso padre.
La puerta fue abierta y unos pasos se escucharon por toda la habitación, se detuvieron.
-Hermano, ya todos esperan por ti - habló la princesa.
El rey asintió levemente.
Al entrar al salón toda la gente aplaudía y hacía reverencia hacía el rey.
Llegó a su trono y con la mirada buscaba a Minesa, pero no la encontraba.
-Buenas noches mi gente, está noche celebraremos nuevamente otra Moon red, llena de amor y felicidad. Me complace mucho estar al lado de ustedes y que está noche recordemos una de nuestras más valiosas tradiciones. Así que bailen y disfruten está hermosa noche.
Los aplausos no se hicieron esperar, el rey se sentó en su trono y miró a toda la gente, había muchachas que lo miraban coquetamente, gente que se abrazaba y bailaba, una noche especial.
En su mente solo estaba el nombre de Minesa, aquella muchacha había cautivado a la bestia.
Mientras el rey miraba a su pueblo regocijar de alegría en la casa de Erthe Lompo había mucha tensión.
Dukak le había contado sobre aquella horrible acusación de Yated hacía Erthe.
-Es un desalmado - dijo enojado Erthe que sostenía su cabeza con sus manos
-Ten calma Erthe el rey personalmente vino y me prometió que no te haría nada ni a ti ni a Minesa
-¿Minesa? - preguntó Erthe mientras miraba a Dukak con enfado
-El rey pidió conocerla y cuando lo hizo quedó cautivado con ella, hasta besó la frente de tu hija - Erthe miró hacia la cocina ahí se encontraba Minesa quién lo miraba con tristeza.
Corrió a los brazos de su padre y se refugió en ellos.
Erthe acarició la cabellera de su hija.
-No permitiré que nadie te lastime - abrazó con más fuerza a su hija y suspiró con pesadez.copy right hot novel pub