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¡Vuelve conmigo,mi cariño!

Capítulo 116: Algo en su interior se vio conmovido

Al llegar al hospital, llevaron a Álex a la sala de exploración.

Como el estado de ánimo de Cynthia estaba muy alterada, el médico no la dejó entrar.

Estaba apoyada contra la pared del pasillo, sin el apoyo de la pared, era posible que ni siquiera podía mantenerse de pie.

Alain estaba sentado en la fila de sillas que había a un costado, no intentó persuadirla ni consolarla.

Cuando ella vio la sangre en el rostro de Álex, ya estaba al borde de venirse abajo. Ahora cualquier cosita podría hacerla venirse abajo por completo.

De repente se abrió la puerta de la sala de exploración y salió el médico, se quitó la mascarilla y preguntó:

—¿Quién es la familia del paciente?

—Yo.

Cynthia se acercó rápidamente y preguntó con ansiedad:

—¿Está bien?

—Tiene un traumatismo. El sangrado es causado por la herida de la cabeza, ahora ya está tratado. En cuanto al hinchazón de la cara, puedes aplicar compresas de hielo en la zona. Los medicamentos están recetados, puedes ir a por ellos cuando vayas al primer piso. Ahora está adentro, puedes llevártelo.

—Gracias, gracias.

Cynthia dijo repetidamente gracias, «Gracias al doctor y gracias a Dios, menos mal que Álex está bien». Entró corriendo a la sala de exploración. Álex todavía estaba acostado en la cama de la sala, la sangre que tenía en el rostro ya fue limpiado, pero su cara seguía estando hinchada, allí se podía ver una huella de palma con claridad. Estaba despierto con una gasa en la frente.

Al ver a Cynthia, llamó:

—Mamá.

—Alex.

Cynthia se tiró hacia él para tomar su mano, «Menos mal, menos mal que está bien».

Con lágrimas en los ojos, extendió la mano y le acarició suavemente la cara. Su pulgar frotaba su mejilla sintiendo mucha lástima por él.

—Afortunadamente, estás bien.

—No me pasará nada.

Álex extendió la mano para secar las lágrimas que caían de los ojos de Cynthia.

—Mamá, no llores, estoy bien.

Cynthia agachó la cabeza, enterró el rostro en sus brazos y se encogió levemente de hombros.

Sonó un gemido ahogado.

Alain estaba mirándolos en la entrada de la sala de exploración.

Nunca había visto a Cynthia llorar de esa forma tan contenida.

Solo podía contenerse las lágrimas para sus adentros, porque no se atrevía a llorar por miedo a afectar a Álex.

De repente, algo en su interior se vio conmovido.

La mirada que les dedicaba se hizo cada vez más profunda.

Álex dirigió un “OK” con la mano a Alain que estaba de pie en la puerta.

Estaba sonriendo.

Alain también sonrió y le devolvió un gesto de “OK”.

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