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¡Vuelve conmigo,mi cariño!

Capítulo 66: Me comporto bien la etiqueta al comer

Resultó que tenía la oportunidad de tener sexo con Alain, ¿por qué necesitaba una mujer que la reemplazó?

Yaiza se quedó atónita, luego se echó a reír y se cayó en la cama.

—Temo que me despreció por no ser virgen.

Yaiza levantó la cabeza como si estuviera loca:

—Me mantenía a su lado, pero nunca tenía sexo conmigo, soy una mujer, una mujer con fisiología normal, necesito un hombre que me ame, y que me acaricie, jeje...

Flavio parecía haber sido alcanzado por un rayo.

Se preguntó ¿cómo podía ser así su hermana menor?

Yaiza se rio locamente:

—Quise encontrar una virgen para darle, y luego la remplazaría, entonces yo sería la mujer limpia, lo salvé cuando era niña, además había estado con él por muchos años, estuve segura de que se haría responsable de mí, aunque no me quisiera, me trataría bien, y resultó que tuve razón y él me trataba bien. Lo que hice fue perfecto... excepto que calculé mal a la mujer que encontré a la ligera, no esperaba que fuera de la Nación Z y de la Ciudad B, lo que fue más coincidencia fue que resultó ser la mujer que la madre de Alain le había hecho un matrimonio concertado desde que era un niño.

Si no fuera por esa mujer, ahora habría vivido feliz con Alain.

¡Era todo culpa de esa mujer! ¡Era todo culpa de esa mujer!

Ella no los dejaría en paz, nunca se rendiría.

Ya tenía la identidad de la hija de la familia Haba, ¿cómo no se podía comparar con esa mujer con tal identidad?

Agarró la mano de Flavio:

—Flavio, me eches una mano.

Flavio miró a la hermana desconocida y dijo sin comprender:

—¿En qué puedo ayudarte?

Los globos del ojo de Yaiza rodaron:

—Oye, puedes…

Ella tiró de él y susurró...

Cuanto más escuchaba, más feo se ponía el rostro de Flavio, y la apartaba:

—¡Imposible!

—¡Estás cansada, vete a dormir!

Salió de la habitación sin duda.

—Flavio.

No importaba lo que gritara Yaiza, Flavio no dio la vuelta.

En el hospital.

Alain vendó la herida y salió del hospital, el conductor lo siguió con la medicina en la mano:

—Omar acaba de llamar y me preguntó por tu herida, dije que estás bien, y que el señor Alejandro no se preocupe por ti…

—¿Has reservado mi billete de avión?

Él interrumpió al conductor.

No se interesó escucharlo.

El conductor era muy listo y le respondió en seguida

—Sí, es el último vuelo saldrá a las 11, ¿regresarás ahora?

Alain miró el reloj, ya eran las nueve y cuarenta, se quedaba más de una hora.

—Voy al aeropuerto.

Bajó los escalones y el conductor se apresuró a seguirlo:

—Señor Alain, estás herido, ¿no te tomas un descanso?

—No hay necesidad.

El conductor corrió hacia el frente para abrirle la puerta, quería persuadirlo más, estaba lesionado y necesitaba descansar, sin embargo, pensando en su carácter, se tragó todo lo que estaba a punto de persuadirlo, se limitó a suspirar y a conducir.

La Nación A.

En el Diseños LED, Álex se sentó en el sofá con un montón de golosinas frente a él, parpadeó y preguntó:

—¿Puedo tomar estos?

—Claro.

A las chicas de la tienda les gustaba mucho Álex, era guapo e inteligente, por supuesto que era atractivo.

—Álex, ¿por qué no te lo comes sino quieres llevártelo? ¿Tienes miedo de que las señoritas vean cómo comes?

Emma sostuvo el mentón, mirando a Álex, ya tenía más de cuarenta años, pero siempre le pidió a Álex que la llamara señorita.

Álex abrió sus grandes ojos brillantes en grande y le echó una mirada a Emma con inocencia:

—Tía Emma, me comporto bien la etiqueta al comer, solo quiero llevárselo a casa a mi hermana menor.copy right hot novel pub

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