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¡Vuelve conmigo,mi cariño!

Capítulo 93: El arrogante se creía que podía despreciar a los demás

—No digas más.

Flavio la interrumpió.

Se sentía muy contradictorio ahora mismo. Cabía decir que las palabras de Yaiza dieron en su debilidad.

Nunca había aportado nada a la empresa familiar, todo lo había hecho Eurobio.

Disfrutó del estatus social que le trajo la familia, pero no hizo nada por la familia.

—Déjame considerarlo.

Flavio bajó la cabeza.

—Está bien, entonces esperaré tus buenas noticias.

Yaiza no siguió presionándolo.

Porque el hecho de que accedió a considerarlo ya daba indicios de que iba a cambiar de opinión.

Después de todo, la última vez se negó sin más.

—Pero no tardes mucho, no será bueno ni para ti ni para mí.

Flavio no habló, solo se alejó con sus pasos.

Cynthia cerró la aplicación de chat. Había sacado la conclusión del estilo y el material del vestido con su clienta, y había pedido que los de la Nación A empezaran a producirlo, porque todos los vestidos de fiestas o de novia personalizados estaban hechos a mano.

Como la tienda de la Nación Z aún no estaba lista, solo se podía hacer en la Nación A.

Cerró la computadora y se frotó las cejas. Recordando la inconveniencia que Isabel tuvo para salir con sus dos hijos, quiso comprarse un auto. Con esa idea en mente sacó del bolsillo el número de teléfono que Benjamín le había dejado.

Marcó el número y se conectó rápidamente.

—¿Sí?

Llegó la voz de Benjamín desde el otro lado de la línea.

—Hola, soy Cynthia.

—Ah, sí, me he dado cuenta.

—¿Estás libre?

—Sí.

—Quiero ir a ver coches, pero hace muchos años que no estoy en el país y no estoy familiarizado con el lugar. Si tienes tiempo, ¿puedo pedir que me lleves?

—Claro, dame media hora para llegar a tu comunidad.

—Está bien, entonces te espero.

Después de colgar el teléfono, Cynthia guardó su número.

Como aún le quedaba media hora, fue a darse una ducha. Se cambió el vestido que llevaba para ponerse pantalones y una camiseta. Porque si luego tuviera que subir al coche para probarlo, era inconveniente entrar y bajarse del coche con un vestido.

Cuando se acabó de arreglarse, llegó Benjamín.

Cerró la puerta y bajó las escaleras.

Benjamín estaba esperando en la puerta de la comunidad. Al verla salir, la ayudó a abrir la puerta trasera.

—Gracias.

Cynthia sonrió.

—Eres demasiado educado, puedo abrirla por mi cuenta.

—No me cuesta nada.

Benjamín sonrió, caminó hacia delante para sentarse en el asiento del conductor y miró a Cynthia.

—¿Qué presupuesto tienes para comprar el coche?

Cynthia pensó por un momento.

—Quiero que tenga un buen sistema de seguridad. En cuanto al presupuesto, pues entre 40 mil y 60 mil.

Benjamín movió la boca.copy right hot novel pub

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