Yadira esperó en la puerta durante diez minutos. Entonces el criado cogió a Raquel de la mano y salió por la puerta.
—Raquel —Yadira llamó a Raquel por su nombre. Entonces Raquel se soltó y corrió hacia Yadira.
La sirvienta tenía miedo de que Raquel se cayera y la siguió detrás. La sirvienta dijo en tono de pánico:
—Señorita Raquel, tenga cuidado.
Yadira también tenía miedo de que Raquel se cayera, así que corrió a Raquel.
Raquel se abalanzó sobre Yadira y abrió los brazos para abrazarla:
—¡Mamá!
Yadira la levantó, le besó la cara, la sopesó y le dijo con una sonrisa:
—Qué pesada eres.
Raquel le hizo un gesto con dos dedos a Yadira y le dijo seriamente:
—Me he comido dos platos de gachas.
—Está muy bien —Yadira llevó a Raquel al coche y le abrochó el cinturón de seguridad.
—Sí —asintió Raquel con fuerza.
Raquel se sentó en el asiento trasero y ladeó la cabeza para mirar a Yadira, que conducía.
A Yadira le hizo gracia.
—¿Estás feliz en la guardería?
Raquel pensó un momento y dijo:
—Es más divertido que quedarse en casa.
Yadira conducía el coche y escuchaba a Raquel durante el trayecto. Por lo general, Raquel sólo decía la mitad de una cosa y cambiaba de tema. Yadira no había visto a Raquel desde hacía un mes. Escuchó atentamente a Raquel y respondió con seriedad.
Cuando estaba a punto de llegar a la guardería, Yadira se dio cuenta de que un coche la seguía. A Yadira le entró el pánico y pisó el acelerador.
Era la hora de que los padres enviaran a los niños a la guardería, así que había mucha gente. Por muy atrevidas que fueran esas personas, no se atreverían a ataApoloas en la entrada de la guardería.
Justo cuando Yadira detuvo el coche, sonó su teléfono.
Cuando Raquel escuchó el tono de llamada, ladeó la cabeza y preguntó con curiosidad:
—Mamá, ¿quién es?.
Yadira miró la pantalla de su teléfono y dijo:
—Es el tío Xulio.
—Hola Xulio —contestó Yadira al teléfono y miró el espejo retrovisor.
Se dio cuenta de que el coche que la seguía también se había detenido.
—El señor Delfino me ha pedido que disponga de guardaespaldas para Raquel. Conducen hasta la guardería y vigilan a Raquel todas las mañanas.
—Los he visto. Así que es eso. Pensé que eran.... —Yadira suspiró— Ya veo.copy right hot novel pub