Fue al mediodía del día siguiente.
Tras vestirse rápidamente, Yadira se dirigió al restaurante que Miguel había elegido para ellos. Salió temprano de su casa a propósito, por lo que Miguel no había llegado aún al restaurante cuando ella llegó.
Yadira pidió primero una taza de café para ella misma. Diez minutos después, llegó Miguel. Al ver que Yadira ya estaba allí, Miguel se sorprendió un poco:
—Has llegado tan temprano.
—Hoy invito yo. Por supuesto que debería llegar antes que tú —Yadira se había maquillado ligeramente y llevaba un vestido azul claro, sus brazos eran delgados y justos. Estaba preciosa con una leve sonrisa en la cara.
Era evidente que se había arreglado especialmente para hoy, lo que demostraba lo mucho que valoraba y respetaba a Miguel.
—Es un gran honor para mí ser tu invitado —Miguel se sintió halagado, pero al mismo tiempo, también estaba un poco preocupado. De alguna manera, sintió que Yadira no se comportaba con naturalidad.
Sabía muy bien lo que había pasado ayer. Había estado en contacto con Yadira durante mucho tiempo debido al caso, así que sabía claramente qué tipo de persona era Yadira.
Yadira era muy decidida a la hora de tomar grandes decisiones, pero su debilidad fatal era su blandura de corazón.
Cuanto más suave era su corazón, más valoraba sus sentimientos. Aunque ya estaba en malos términos con Delfino, ya que habían luchado entre sí por la custodia de Raquel, lo que Delfino había hecho ayer seguía siendo como una puñalada en su corazón.
Nadie ha nacido sin ninguna debilidad. Miguel sabía claramente el daño que había hecho a Yadira.
Sin embargo, después de una noche, Yadira ya podía sentarse frente a él, con un aspecto tranquilo y perfectamente normal....
—Mi cara no es el menú. No sirve de nada mirarme así —Las palabras de Yadira hicieron que los pensamientos de Miguel dejaran de divagar.
No sonrió después de escuchar la broma de Yadira. En cambio, frunció el ceño y dijo:
—Yadira, si tú...
—¿Si qué? —Yadira levantó los ojos para mirarle directamente.
Mirando así a los ojos de Yadira, a Miguel le resultaba difícil terminar las palabras que tenía en la punta de la lengua.
Miguel negó con la cabeza:
—Nada. Vamos a pedir algo primero.
Yadira sonrió débilmente y bajó los ojos para no revelar sus emociones. Ella sabía lo que Miguel quería preguntar. Ella lo tenía muy claro.
Ahora sí que estaba bien.copy right hot novel pub