Una vez que se dictó el veredicto, Yadira pudo finalmente vivir con Raquel en paz. Sin embargo, ella y Delfino volverían a encontrarse después.
Desde ese incidente, ella se había ido al extranjero y no había visto a Delfino durante mucho tiempo.
Cuando Noela y Apolo se fueron, Yadira sacó su teléfono y llamó a Delfino. Pensó que éste estaba tan ocupado con los preparativos de la boda que tal vez no le contestaría la llamada, pero lo que la sorprendió fue que la llamada fue atendida pronto.
Yadira dijo directamente:
—El veredicto ya ha sido dado. Creo que tenemos que hablar.
Tras un momento de silencio, Delfino dijo:
—Estaré disponible pasado mañana. Ven a verme al Grupo Dominguez. —Cuando terminó de hablar, éste colgó el teléfono.
Yadira bajó lentamente la mano que sostenía el teléfono, ya que desde un principio, su mano no dejaba de temblar.
***
En la fecha concertada, Yadira fue al Grupo Dominguez para encontrarse con Delfino.
Cuando llegó al vestíbulo, llamó directamente a éste, diciendo:
—Estoy aquí.
No mucho después, apareció Delfino.
Ambos fueron a la cafetería no muy lejos del Grupo Dominguez. Parecía ser el mismo lugar donde fue engañada por Delfino la última vez.
Se sentaron frente a frente, pero solo había frialdad en el rostro de Yadira.
—Hoy me llevaré a Raquel. Si quieres verla, puedes contactar conmigo. —Yadira resistió el disgusto en su corazón y habló con serenidad cada palabra.
Ahora que Ximena estaba embarazada, a Delfino no le importaba mucho Raquel. Era posible que no quisiera ver a Raquel en el futuro, pero Yadira aún tenía que decírselo.
Cuando Yadira terminó de hablar, miró a Delfino y esperó su respuesta.
Delfino se apoyó tranquilamente en el respaldo del sofá y miró a Yadira con expresión indiferente, como si no hubiera pasado nada entre ellos...
Yadira apretó en silencio sus puños con fuerza, pero su fuerza de voluntad no era comparable a la de Delfino.
Desde el principio hasta final, todo su cuerpo se mantuvo rígido.
Después de un rato, Delfino le preguntó:
—¿Tienes algo más que decir?
—He oído que te vas a casar. Ja, Felicidades. —Los ojos de Yadira se llenaron de burla.
Delfino removió con una cuchara el café que tenía delante y dijo despreocupadamente:
—Gracias.
No dijeron mucho, pero ya habían terminado lo que debían decir.copy right hot novel pub