Cuando Yadira salió del hospital, vagó sin rumbo por las calles durante un tiempo antes de recoger a Raquel de la guardería.
Las vacaciones de Raquel comenzarían en dos días.
Yadira le preguntó a Raquel cuando conducía:
—Te llevaré de vocación durante las vacaciones. ¿Dónde quieres ir?
—Iré a donde vaya mamá —dijo Raquel apoyada en el asiento, lentamente.
Yadira se rió.
En los días siguientes, Delfino no vino a Yadira, ni tampoco la gente de la familia Jimenez.
La vida se convirtió en una tranquilidad sin precedentes. Aparte de enviar a Raquel al colegio y recogerla todos los días, Yadira sólo tenía que preocuparse de su nuevo drama.
De vez en cuando, Yadira pensaba que estaría bien seguir viviendo así. Sin embargo, su vida volvió a ser un caos muy rápidamente.
Salia averiguó de algún modo la dirección de su nuevo hogar y llegó directamente a la comunidad. Sin embargo, la comunidad estaba estrictamente vigilada y los guardias de seguridad no dejaban entrar a nadie fácilmente.
Salia se quedó en la entrada de la comunidad durante mucho tiempo. Después de que Yadira enviara a Raquel a la guardería y volviera de las compras, Salia vio por fin el coche de Yadira.
Salia se adelantó directamente y detuvo el coche de Yadira.
Yadira bajó la ventanilla con impaciencia y dijo con frialdad:
—Señora Salia, ¿a qué ha venido?
—Yadira, no seas así. Sé que eres una niña amable. ¡Vuelve con la familia Jimenez! Tú y Delfino han estado separados por mucho tiempo. Necesitáis una familia —Salia se puso al lado del coche y dijo, como si estuviera preocupada por Yadira.
Yadira sintió asco.
Yadira sólo la miró y le gritó al guardia de seguridad:
—No conozco a esta mujer.
El guardia se acercó inmediatamente y apartó a Salia.
Yadira entró en el aparcamiento subterráneo.
Detrás de ella llegó la voz de Salia:
—Yadira, te lo ruego ahora. Si no estás de acuerdo, ¡no me culpes por exponerte!
Yadira se detuvo un momento, pero siguió conduciendo hacia el aparcamiento.
Sin embargo, esa tarde, Yadira se vio envuelta en un trending topic en las redes sociales.
«La escritora de Ciudad Perdida echa a su madre»
Yadira ni siquiera tuvo el deseo de hacer clic en el hashtag. No sintió nada.
Su teléfono sonó. Era su teléfono privado. Su teléfono del trabajo ya se había colapsado de llamadas. Yadira pensó que era Noela, pero cuando cogió el teléfono, era Fatima.
Poco a poco fue ganando fama gracias a Ciudad Perdida, y ahora Fatima tenía intereses comunes con ella.
El rodaje de Ciudad Perdida 2 había terminado.copy right hot novel pub