Su padre estaba detrás de ella de brazos cruzados con expresión seria, era extraño verlo a esa hora en casa. Por eso se tensó al verlo.

— Papá ¿Qué estás haciendo aquí?

—Es mi puta casa.

—¿Qué fue lo que paso aquí?

—Mira niña metiche más vale que te pongas a limpiar todo esto y dejes de hacer tantas preguntas que no son de tu incumbencia.

—Pero papá mira cuan…

El hombre levanto la mano y con ella abofeteo a la chica tan fuerte que se golpeó la cabeza con el marco de la puerta. Un hilo de sangre corría por sus labios, mientras que un posible chichón se asomaba en su cabeza acompañado de un terrible dolor de cabeza. No le hería el golpe, sino quien se lo había dado. No entendía como su papá era capaz de maltratar a sus propias hijas.

—Ya te lo dije, dedícate a limpiar y ya ¿Dónde demonios esta tu hermana?

Eve no sabía que inventarse para cubrir a Shery, pero tenía que hacerlo muy rápido antes de que su padre se enfureciera y la volviera a golpear.

—Ella… Bueno ella tenía un examen muy temprano y tuvo que salir deprisa.

—Que estúpida eres, dejaste que la idiota de tu hermana te dejara todo el trabajo de la casa mientras ella se va de ramera por allí.

—¡Papá por favor!

—Cállate, más te vale que ninguna de las dos se quede embarazada porque Daren las matara de la forma más horrible que se puedan imaginar. Así que mantén a tu hermana al tanto.

Ella lo miraba con los ojos abiertos mientras asentía con la cabeza. Si le llevaba la contraria su agresividad saldría a la luz nuevamente y la verdad es que su mejilla no soportaría otro golpe. Con el que tenía ya era más que suficiente, porque le ardía como el fuego.

—Y ya que estas encubriendo a tu perra hermana, limpiaras toda la casa tú sola.

Vio cómo su papá se encamino hasta las escaleras para desaparecer de su vista. Ella se giró para observar de nuevo el cuarto, si su padre hablaba en serio sobre Daren entonces lo que estaba viendo era la prueba de ello.

Había tantas manchas de sangre que asumió que alguien había muerto allí, o al menos lo habían lastimado mucho. Se puso las manos en la boca para aguantar los sollozos. Las cosas no estaban saliendo bien, entro en la habitación resignada para limpiar todo el desastre.

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