Al final, JB se separo de Megan. Un hilo de saliva aun los mantenía unidos, el cual se corrió por la barbilla de la chica. Pero JB la lamio cual perro era y eso solo logro excitar más a la chica. Sus orbes estaban dilatados y brillosos. Sus colmillos estaban un poco crecidos dispuestos a encajarse en la piel de JB quien gustoso la dejaría que lo marcara. Ella pedía más que aquel beso, y JB estaba por perder la razón de sus sentidos.

—Megan.

—No me digas nada joder, y ni te atrevas a dejarme así. Demando. —Estoy harta de fingir que no te deseo.

—¡No, ni yo!

La tomo de la mano y salieron corriendo de la casa, al llegar al pie del bosque se transformaron y corriendo en su forma lobuna.

Parecía una locura, pero en realidad no lo era. Megan se repetía una y otra vez que lo que estaba haciendo era lo correcto ¿y porque estaría mal? Acaso hacer el amor con su mate era malo, claro que no. Era de lo más natural del mundo. Desde que se convirtió en loba había olido a JB, tuvo que hacer un esfuerzo sobre humano para no lanzársele encima para lamerlo. Y así tuvo que reprimirse un año entero ya que él era un puto ligón.

Pero esa tarde, el le había besado. Él fue quien busco sus labios y ella no pudo resistirse ni a su embriagador olor ni a esos carnosos labios seductores hechos para ser besados y mordidos. Sabía que no era el momento para amoríos, su corazón se sentía mal por la pérdida de su amiga. Pero los instintos lobunos eran más fuertes que ella misma.

Corría al lado de JB, era un lobo muy hermoso. Su pelaje marrón oscuro hacia contraste con el de ella marrón claro. Le confesaría la verdad en cuando tuviera la oportunidad, no le importaba si la rechazaba. Pero al menos lo probaría aunque solo fuera una sola vez. Ya que él nunca ha querido decir quién es su mate. Por su hermano supo que la encontró pero no se lo ha dicho a la loba.

Subieron por una colina y la adrenalina corría por sus venas, ya quería besarlo de nuevo. Escucho como la cascada estaba próxima, supo hasta donde la conducía ya que ella le seguía el paso. Al fin se detuvieron, JB se acerco a ella y con su morro olio su cuello. Se metió en su espeso pelaje, y pasó la lengua por ese lugar tan sensible para Megan. Ella babeaba a borbotones con solo tenerlo allí husmeando en su cuello.

Ella era más pequeña que él, JB se impregnaba de su olor. Era delicioso, adicto. No podía dejar de olerla. Su inocencia estaba flor de piel.copy right hot novel pub