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Mi pretendiente es mi EX-MARIDO

Capítulo 506: No sé cómo contárselo

Antes de que Doria fuera al estudio, le pidió a Édgar que no la siguiera, que si todo pasara con normalidad, ella lo llamaría cuando terminara.

Édgar la acompañó al ascensor y, en un descuido de ella, él bajó la cabeza y la besó en la mejilla:

—Ten cuidado en el camino y envíame un mensaje cuando llegues.

—Entendido, volveré temprano.

Doria pulsó el botón de cierre del ascensor y se despidió.

Cuando ella se fue, Édgar se dio la vuelta y llamó a la puerta de al lado. Poco después, se abrió y apareció una figura femenina,

—¿Se ha ido Doria? —Preguntó Roxana.

—Se fue al estudio. —Respodió él.

Édgar se acercó a la cuna, donde el pequeño agitaba un juguete en el aire, balbuceando un idioma inintelegible. Lo miró por un momento y de repente dijo:

—¿Ha engordado?

Aquel pequeño bastardo era mucho más grande que cuando había nacido, y su cara se había redondeado un poco.

Roxana dijo mientras ordenaba sus cosas:

—Los niños son los que más rápido crecen, y cada día cambian de aspecto. Además, este niño nació prematuro y ha estado enfermo, por lo que su crecimiento ha sido lento. Mira lo lindo y adorable que está, y lo mucho que se parecen sus cejas a las de Doria.

Édgar frunció el ceño:

—Es mucho más feo que ella.

Roxana respondió:

—¿Cómo puedes decir eso de tu propio hijo? Aunque los bebés no entienden las palabras aún, pueden guardar rencor en sus corazones.

—¿Pueden guardar tanto rencor como la señorita Doria?

Roxana se limitó a no responder, simplemente cogió sus cosas y se fue a otro lado.

Édgar se colocó junto a la cuna y estiró el dedo para pinchar la cara del pequeño bastardo. Entonces, el pequeño gruñó un par de veces, con la cara llena de disgusto, agitando su manita tratando de alejarlo.

Realmente era vengativo. Entonces, Édgar resopló,

—¡Aah!.

Después de un rato, Roxana se acercó de nuevo:

—Ahora que el estado del niño se ha estabilizado, ¿todavía no vas a decírselo a Doria?

Édgar respondió con voz ligera:

—No es que no quiera contárselo.

Había mentido a Doria durante tanto tiempo que ya no sabía cómo decírselo. También sabía muy bien lo enfadada que se pondría si supiera la verdad, quizás puede que no le perdone nunca más en su vida.

***

Cuando llegaron al estudio, todas las jóvenes se alegraron de ver a la señorita Doria de vuelta y se reunieron para hacerle preguntas durante todo el medio día.

Doria charló un rato con ellos y miró a su alrededor preguntando:

—¿Dónde está Claudia?

—Claudia dijo que no se sentía bien esta mañana, así que está descansando en su oficina.

—Iré a echar un vistazo entonces.

—Doria abrió de un empujón la puerta del despacho y vio a Claudia acurrucada en el sofá, con el rostro más pálido y miserable posible.

Doria se acercó y dijo:

—Claudia, ¿qué te pasa?

Claudia abrió la boca con desgana:

—No sé, tengo náuseas y vómitos desde anteayer, no puedo comer nada y quiero vomitar cuando huelo algo grasiento.copy right hot novel pub

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