Por la tarde, cuando Doria vio que era casi hora de que su amado llegara, ésta salió de su oficina y se preparó para ir al aeropuerto.
Acababa de bajar las escaleras cuando vio a aquel hombre apoyado en su Rolls-Royce, no muy lejos de allí, con una postura despreocupada y con sus ojos oscuros mirando en dirección a ella.
Doria se congeló por un momento, y cuando apenas pudo reaccionar, inconscientemente corrió hacia él, saltando a sus brazos y rodeando su cintura con fuerza.
Aunque todo el mundo le había dicho desde la noche anterior que Édgar estaba a salvo, la inquietud y el miedo no podían disiparse y permanecieron ocultos en su corazón .
Pero justo en el momento cuando él se puso delante de ella, la abrazó y está pudo sentir el calor de su cuerpo, que sintió dentro de su ser un palabra que calmó su inquieto corazón. «Todo es real».
Édgar la rodeó con sus brazos, y con voz grave y entrecortada por la alegría, dijo:
—¿Me echaste tanto de menos?
Entonces, Doria lo abrazó un poco más fuerte, y con la voz también entrecortada, contestó:
—Tonto, casi no puedo volver a verte.
Édgar le dio unas suaves palmaditas en la espalda y le dijo de forma reconfortante:
—Mientras quieras verme, siempre apareceré cuando lo desees.
La voz de Doria estaba a punto de quebrarse en llanto:
—Al inicio... yo... quería ir... a recogerte...
—Llegué temprano. Sabiendo que estabas ansiosa por verme, vine a buscarte.
Doria no replicó, tenía muchas ganas de verlo y quería hacerlo en cuanto bajara del avión.
Édgar se frotó la cabeza:
—Como he tardado mucho tiempo en volver, ¿serías tan amable de salir temprano del trabajo esta noche?
—Está bien. —Doria asintió.
Con Eliseo vigilando el Grupo Collazo y ella no tenía ganas de hacer nada por el momento, era una pérdida de tiempo quedarse más tiempo allí.
Entonces, Édgar se fue a abrir la puerta lateral del coche e inclinó la cabeza hacia ella:
—Entra.
En el camino de vuelta, Doria se apoyó en el hombro de Édgar, haciendo que sus tensos nervios se relajaran por completo, por lo que no tardó en dormirse.
Édgar la rodeó con sus brazos con un suspiro inaudible de alivio.
«Si te hubiera ocurrido algo mientras estaba fuera, realmente no podría vivir sin ti».copy right hot novel pub