Samuel le miró:
—Señor Delfin, esta es la señora Doria Aparicio,la responsable de nuestra empresa.
Delfin se subió las gafas del puente de la nariz y dijo:
—Qué raro. El jefe del Grupo Collazo se apellida Aparicio. Parece tener un poco más de veinte años. ¿Tienes la capacidad de dirigir todo el Grupo Collazo?.
Cuando Samuel quiso decir algo, Doria lo detuvo y le dijo a Delfin:
—La edad no tiene mucho que ver con la capacidad. Creo que ya no eres joven, pero parece que la cabeza en tu cuello es sólo un adorno.
Delfin meditó sus palabras durante un momento antes de comprender lo que quería decir, e inmediatamente puso una cara larga:
—Tú...
Eliseo no pudo evitar reírse. Dio un paso adelante y se puso delante de Delfin, enganchando su cuello y tirando de él hacia un lado:
—No te enfades, no te enfades. Es sólo una chica y tiene mal carácter.
Delfin lo miró con insatisfacción:
—¿Quién eres tú?—
—¿Yo? Soy un abogado.
Delfin se puso al instante en guardia:
—¿Quién les ha pedido que vengan aquí y qué quieren hacer?
Con eso, le dijo a Samuel:
—Quiero ver al Sr. Jairo. ¿Dónde está?
Samuel respondió:
—Sr. Delfin, le acabo de decir que la Sra. Doria es la jefa del Grupo Collazo, y ella es la única responsable de este asunto.
Delfin resopló:
—Siempre he estado en contacto directo con el señor Jairo. No sé quién es la señora Doria ni quién es el responsable de su empresa. Es más, ha sido el señor Jairo quien ha seguido este asunto... De todos modos, sólo negociaré con él. Es inútil que venga otros a parte de él.
Doria le interrumpió bruscamente:
—¿Sólo negociarás con él?
—¿No lo dejé suficientemente claro...?
—¿Eres tú la víctima? ¿Qué quieres negociar con él? ¿Quieres negociar sobre cómo minimizar el daño de este accidente? ¿O sobre cómo encubrir su repugnante crimen con el menor coste? ¿O sobre cómo seguir amenazando a la víctima?
Al oír estas palabras, el rostro de Delfin se volvió pálido y sombrío al mismo tiempo. Movió los labios intentando decir algo. Eliseo le dio una palmadita en el hombro:
—Cálmate. No te lo tomes a pecho.
Delfin se sentó en el sofá y dijo despreocupado:
—Sabía que no estabas aquí para resolver este asunto. Ya que lo has dicho, podemos difundir esta noticia como quieras. Nuestra empresa es pequeña, po lo que no importa si el Grupo Collazo es castigado junto con nuestra empresa por este asunto—.
Doria sonrió:
—Eso es cierto. Pero el que debería ser castigado junto con su empresa es Jairo, no el Grupo Collazo.
Delfin la miró y resopló:
—Me lo esperaba.copy right hot novel pub