Modo oscuro
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Mi pretendiente es mi EX-MARIDO

Capítulo 563: Ella creyó en sus mentiras

Al notar su expresión cansada, Samuel se acercó y le preguntó:

—Sra. Doria, ¿qué le pasa?

Doria sacudió la cabeza y se mordió la punta de la lengua con mucha fuerza para recuperar la compostura y la racionalidad:

—Ve al grupo Santángel y mira qué está haciendo Édgar. Si lo ves, dile que Julieta fue asesinada y pídele que venga aquíde inmediato. Si no lo ves...

Doria respiró profundamente y continuó:

—Si no puedes encontrarlo, vuelve a la empresa directamente.

Tras la marcha de Samuel, Doria, aunque seguía temblando ligeramente, reprimió el susto y le dijo al policía:

—¿Puede llevarme a ver... el cuerpo?

—Sígame.

A continuación, se dirigieron al depósito de cadáveres. Cuando se levantó la sábana blanca, Doria se quedó sin aliento al ver aquel rostro familiar.

El oficial de policía preguntó:

—Estamos intentando contactar con su familia. ¿Usted no tiene sus números de contacto?

Doria respondió con voz ahogada:

—No lo tengo.

—¿Conoce a su novio? ¿Cómo es su relación? ¿Han tenido peleas recientemente?

Tras un rato de silencio, Doria negó con la cabeza.

Solo sabía alguna información superficial sobre Julieta. Sin embargo, todo lo que sabía ella era falso.

Solo sabía que se llamaba Julieta Nores.

Su historia y sus familiares fueron fabricadas por ellos, y siempre le mintieron a Doria.

De repente, Doria se sintió ridícula. Nunca esperó que sus suposiciones se demostraran por este medio algún día.

Después de salir del depósito de cadáveres, Doria miró el sol de fuera, sintiéndolo tan deslumbrante como nunca antes.

***

Los policías terminaron de interrogar a Gonzalo.

Aunque Gonzalo se empeñó en negarlo y afirmó que Julieta llevaba varios días desaparecida y que él no podía ponerse en contacto con ella, la policía había recibido una denuncia anónima según la cual la última persona con la que se encontró Julieta antes de desaparecer era Gonzalo.

Al mismo tiempo, al examinar su cadáver, el forense encontró algunos residuos de tejido de la otra persona en los dientes de Julieta, que coincidían con la marca dental en el dorso de la mano derecha de Gonzalo.

Ahora estaban esperando el informe del laboratorio y entonces podrían juzgar a Gonzalo.

Doria se sentó junto a la puerta de la comisaría y solo hasta que el cielo se oscureció recibió una llamada de Samuel.

Justo en ese momento, Gonzalo fue sacado de la sala de interrogatorios y estaba a punto de ser arrestado.

Cuando vio a Doria, curvó los labios en una extraña sonrisa:

—Sra. Doria.

Doria miró hacia él sin expresión.

Gonzalo giró la cabeza para mirar al policía:

—Quiero hablar con ella. ¿Puede darme unos minutos?

El oficial miró hacia él y luego a Doria. Al ver que Doria asentía con la cabeza, se apartó.

Gonzalo preguntó:

—Sra.copy right hot novel pub

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