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Mi pretendiente es mi EX-MARIDO

Capítulo 663: El estatus de uno no define sus capacidades

Édgar dio un paso adelante, pero alguien le detuvo sujetándole la mano.

Se dio la vuelta y vio a Doria mirándole en silencio.

Édgar cogió la mano de Doria y le dijo:

—No te preocupes. Todo terminará hoy.

—¿Qué quieres cenar? Te lo prepararé.

Édgar sonrió con picardía:

—Me ha gustado todo lo que has hecho.

Doria sonrió y se cubrió la cara con la manta. Murmuró:

—Basta.

—Es cierto.

Doria soltó a Édgar:

—Está bien, está bien. Ve ahora.

Édgar se dirigió a la puerta, pero regresó y besó a Doria en los labios:

—Espera a que llegue a casa.

—Vale.

Cuando Édgar se fue, Doria se tumbó en la cama con los ojos cerrados, pero ya no tenía sueño.

Doria se incorporó de la cama y se rascó la cabeza.

Luego, cogió su móvil para ver qué hora era.

Eran las siete y media de la mañana.

Doria bostezó y se levantó de la cama.

Cuando Rafaela y Ning llegaron a la casa de Doria a las nueve de la mañana, se sorprendieron al ver una mesa llena de delicados y deliciosos desayunos.

Rafaela preguntó:

—¿Qué se celebra?

Doria salió de la cocina y respondió:

—No hay ninguna celebración. Es que la nevera está llena de comida y no quiero desperdiciarla.

Ning dijo:

—Pero no podemos terminar todo esto.

—Está bien. Sólo tomen lo que quieran comer, luego empacaré el resto y lo llevaré a nuestro estudio —Doria entonces dejó lo que tenía en la mano y se dirigió a la cocina de nuevo—. Oh, ustedes deberían cenar afuera esta noche. Incluso podéis pedir comida a domicilio si queréis.

—Qué...

Rafaela rápidamente le dio un codazo a Ning.

Rafaela respondió:

—¡Claro! Yo también podría enseñarle a Ning nuestro campus. Hay un montón de buena comida allí.

Doria asintió:

—De acuerdo.

Después de que Doria entrara en la cocina, Rafaela regañó a Ning:

—Tonta. Doria y Édgar van a salir esta noche. ¿Quieres ser sujetavelas?

Sólo entonces Ning se dio cuenta de lo tonta que era. Se tapó la boca en señal de arrepentimiento por haber dicho algo equivocado.

Rafaela le dio una palmadita en el hombro a Ning:

—Deberíamos volver a última hora de la noche, y tratar de ser lo más sigilosos posible para que Doria y Édgar no sean molestados.

***

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