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Mi pretendiente es mi EX-MARIDO

Capítulo 153: Es fácil de malinterpretar

Cuando Claudia se despertó, vio que Doria ya no estaba en la cama. Se asustó y de un instante se sentó, buscó por toda la habitación, pero no la encontró.

Claudia rápidamente salió de la habitación corriendo, quería buscar a la enfermera para preguntarle, pero vio a Édgar acercarse. Ella quería humillar a este maldito hombre, pero ahora no era momento, y dijo apresuradamente, —Gerente Édgar, ¡Doria ha desaparecido!

Los pasos de Édgar se detuvieron y su rostro se volvió frío, se dio la vuelta y le dijo a la enfermera, —¿Dónde están las cámaras?

La enfermera enseguida los llevó. Pero en los vídeos solo desmostraba que Doria salió de la habitación y se dirigió hacia la salida de emergencia, después no volvió a aparecer.

Claudia frunció el ceño y dijo en voz baja, —¿Adónde ha ido con ese estado de salud? ¿No se habrá desmayado en algún lugar?

Vicente añadió, —Gerente Édgar, nuestra gente ha estado todo el rato vigilando en la puerta del hospital, no han visto a la señora salir.

Eso quería decir que Doria seguía en el hospital.

Édgar apretó los labios y retrocedió, después se marchó rápidamente.

Claudia miraba su espalda y dijo, —Eh.

Pero ya se había marchado.

***

Édgar subió al ático, y su cuerpo esbelto apareció ante sus ojos.

Ella sostenía la barandilla, balanceaba por el viento, como si se fuera a caer enseguida.

Él se acercó poco a poco, —Doria, ¿qué vas a hacer?

Ella miraba hacia delante, ni siquiera se giró, su voz parecía débil, —¿Qué hace aquí, gerente Édgar?

—Te estoy preguntando.

Doria parecía haberse reído, después dijo suavemente, —¿Qué cree que voy a hacer, gerente Édgar? ¿Saltar y suicidarme? Creo que ha pensado demasiado, si fuera tan débil, yo tampoco seguiría viva hasta ahora.

Doria levantó la cabeza levemente, —Solo quería tomar un poco el aire refresco.

—¿No sabes el estado de tu cuerpo?

—Si, solo tengo un hilo de vida.

Édgar estaba detrás de ella, se quitó la chaqueta y la puso sobre sus hombros, su voz grave sonó, —Ya está bien, Doria, volvamos.

Doria se giró para mirarlo, su sonrisa tenía cierta ironía, —Gerente Édgar, su gesto es fácil de malinterpretar, ¿no cree?

Él no cambió de expresión, la miró fijamente con sus ojos oscuros, —¿Malentender qué?

—Pues malentender que te gusto.

—Nunca lo he negado.

A Doria se le escapó la risa. “Cierto que nunca lo ha negado, pero su amor no vale para nada.” pensó ella.copy right hot novel pub

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