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Mi pretendiente es mi EX-MARIDO

Capítulo 18: No esperaba que el diseñador fuera este tipo de persona

En la parte trasera del coche, los ojos de Édgar Santángel no se abrían y su tono era malo, —Échalo a los perros.

Vicente Laguna guardó silencio por un momento y advirtió con cautela, —Gerente Édgar, los perros no pueden comer chocolate.

...

Asuntos Civiles.

Teniendo en cuenta los atascos y los diversos imprevistos, Doria Aparicio llegó a la oficina una hora antes para no llegar tarde.

No había muchos procesos de divorcio en comparación con los de certificación de matrimonio, y sólo algunas parejas entraban con poca expresión en sus rostros, e incluso las expresiones del personal estaban teñidas de un poco de indiferencia.

A Doria se le escaparon unas sonrisas duras al verlo; ella y Édgar Santángel no tenían ninguna animadversión especial, el matrimonio había sido malo, y ahora que se divorciaba, más bien no le parecía gran cosa.

La sonrisa en su rostro se amplió unos puntos más al pensar en ello.

Esforzó por ser la divorciada más feliz de hoy.

Édgar llegó justo a tiempo para ver esta escena, y se detuvo y la miró en silencio.

Después de un tiempo incierto, la sonrisa que intentaba mantener se desvaneció, y mirando el reloj, susurró una maldición, —Mal hombre, tarde para un divorcio, el presidente del país no está tan ocupado como tú.

Édgar la oyó y se dirigió hacia ella.

Doria se giró al oír los pasos y sus ojos se iluminaron al verle, —Gerente Édgar, estás aquí.

Édgar asintió y volvió a preguntar, —¿Llevas mucho tiempo esperando?

—No, me conmueve que hayas sacado tiempo de tu apretada agenda para venir a divorciarte de mí, esta espera no es nada.

Al verla transformar sus dos actitudes naturalmente, Édgar estuvo tentado de burlarse de ella.

Era tan genial para ser actriz.

Al llegar a la ventanilla de registro de divorcios, Édgar miró a Doria, que firmaba con pulcritud, su agarre del bolígrafo se tensó y habló de repente, —Doria, te doy una última oportunidad para saber si el embarazo es cierto o no.

Doria hizo una pausa antes de mirarlo, con una sonrisa en su pequeño rostro, —¿No te mostré el informe de la prueba de embarazo?

Su sonrisa era brillante y conmovedora bajo la luz del sol.

Édgar, sin embargo, no pudo saber si su sonrisa era auténtica o fingida.

Su voz se volvió fría, —Me diste lo mismo hace tres años, y aquella vez te creí.copy right hot novel pub

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