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Mi pretendiente es mi EX-MARIDO

Capítulo 316: ¿Es esta la emoción que buscabas?

A mediodía, Doria acababa de terminar su trabajo y estaba estirando cuando oyó sonar su teléfono.

La voz grave del hombre llegó,

—¿Todavía no has terminado?

Doria miró la hora,

—Dame media hora más.

Todavía tenía que finalizar unas cosas.

Édgar dijo,

—Vale.

Doria colgó el teléfono y salió del despacho.

El estudio no era muy grande, pero había muchas cosas para hacer.

Antes Claudia Freixa se encargaba de todo esto, y Doria sólo tenía que realizar los diseños.

Cuando terminó todo, ya había pasado una hora.

Salió corriendo de la tienda con sus cosas y, sin necesidad de buscar, vio el Rolls-Royce.

Doria abrió la puerta y se subió, abrochándose el cinturón de seguridad.

—Ya he terminado, vámonos.

—¿Vamos a comer primero?

—Sí... espera, vamos a casa primero, no he cogido las cosas que hice anoche.

Édgar inclinó ligeramente la cabeza,

—Están atrás.

Doria miró hacia atrás y vio que toda la comida estaba bien guardada.

Las comisuras de sus labios se curvaron, pero la sonrisa terminó abruptamente después de un par de segundos, estaba un poco preocupada por el estado de la comida.

Édgar la miró,

—¿Qué pasa?

Doria rio secamente, no quería desanimarlo.

—Nada, vamos a comer primero, ¿a dónde vamos después?

—Ya veremos.

Mientras el coche circulaba lentamente, Doria se dio cuenta de que Édgar no llevaba traje, sino un sencillo conjunto informal, parecía mucho más relajado, sin el habitual aspecto frío y solemne.

Al notar su mirada, Édgar giró la cabeza, con una sonrisa de satisfacción en sus ojos.

—Con esta mirada, ¿quieres comer la comida o quieres comerme?

Ella se quedó en silencio. Era mejor que no hablara este gilipollas.

Siempre era tan coqueto en el momento en que abriera la boca.

La comida fue en un restaurante cercano al azar, y cuando terminó, ya eran más de las tres.

Si no se apresuraran, se oscurecería.

Al salir del restaurante, Doria vio que el gilipollas caminaba con lentitud, así que cogió de su mano y lo tiró hacia adelante,

—¡Apúrate!

El hombre levantó ligeramente las cejas,

—¿Tanta prisa tienes?

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