Édgar Santángel le entregó el teléfono y dijo a la ligera,
—Publicidad.
Doria Aparicio no le creyó mucho,
—¿Hablas tanto con un promotor?
—Analicé con él la tendencia económica nacional de este año.
Doria ya no sabía si criticar que el gilipollas estaba demasiado aburrido o le tomaba el pelo.
Alguien gritó,
—Doria, señor... señor Édgar, la barbacoa se va a enfriar.
Doria guardó el teléfono y dijo,
—Vamos.
Al sentarse, Édgar miró a Peppa Pig, que estaba comiendo feliz a su lado, y levantó la barbilla indicándole,
—Muévete un poco más para allá.
Peppa Pig lo miró furioso, apretó los puños y después de estimar que no podía ganar a éste, tuvo que encogerse en silencio.
Doria se quedó sin palabras mirando a esa escena y dijo,
—¿Qué haces acosando a un niño?
Édgar dijo con toda normalidad,
—Le estoy enseñando a crecer en la adversidad.
Doria lo ignoró, cogió algunas brochetas de barbacoa y se las entregó a Peppa Pig.
Este lo cogió mientras comía y dijo,
—Gracias.
Claudia Freixa se sentó a su lado y no pudo evitar soltar un bufido,
—¡Qué hambre tienes! Recuerdo que comiste mucho en el mediodía, ¿no?
—Esto se llama respeto a la comida.
Todo el mundo se quedó sin palabras por la lección del niño.
Después de comer barbacoa, alguien sugirió hacer juegos y quien perdiera tenía que cantar en público. Excepto aquellos dos que no se unían al grupo.
Peppa Pig dijo que tenía que hacer la tarea y Édgar estaba respondiendo a una llamada de trabajo.
Cuando Édgar regresó, vio a Doria sentada frente al fuego, mostraba una sonrisa real en su rostro, parecía que a su lado se iluminaba la oscura noche.
Édgar se quedó allí parado durante mucho tiempo y sonrió en silencio.
De repente, sonó a su lado una voz de niño,
—Señor, te gusta mucho esa chica.
Édgar retiró la mirada y lo miró con indiferencia.
Peppa Pig dijo fingiendo ser maduro,
—No tienes que negarlo, tu mirada ya te ha traicionado.
—¿Por qué voy a negarlo? Es mi esposa.
—Vaya, pues, no lo parece.copy right hot novel pub